HERRAMIENTAS EN EL DÍA A DÍA
Dicen que hay motores en la vida.
Más aún de los que alcanzamos a ver
si es que no los hemos contemplado
o tocado, incluso saboreado.
Más de los que osamos imaginar.
Necesitarlos es una pena
ya que no suelen permitirnos ver
que, en realidad, no son necesarios.
Aunque lleguen a ser instrumento
que nos empuje en nuestro caminar.
Somos nosotros nuestra herramienta,
la única que debemos de tener,
aunque a veces seamos obligados
a recurrir a otros instrumentos
con tal de que podamos avanzar.
Más allá de lo que nos ofrezca
el mundo en forma de artificiales
soluciones simulando un globo.
Más allá de conseguir calmarnos
mientras nos hace más tolerable
alguna cuesta que va hacia arriba.
Más allá de ofrecernos alegría
con la que simula algunos trances
volviéndolos mucho más cómodos.
No consiste en creer en uno mismo,
que también, sino en saber leer
el don de lo que una vez usamos
con tal de poder continuar.
No consiste en creer que tienen valor,
que también, sino en negarles
el aura de un poder absoluto
que relega nuestras almas.
No consiste en el creer en su esfuerzo,
que también, sino en podarles
con tal de no amilanar el nuestro
para que no tenga causa.
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