"Batman: Dead End" y el honor del friki

Sandy Collora firmó en 2003 un cortometraje que ha envejecido con orgullo

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¿Se puede mezclar el universo de Batman con el de Predator? ¿Podría adentrarse el Caballero Oscuro en el mundo de Alien? La respuesta a estos dos interrogantes es que sí. De hecho, cada una de ellas dispone de sus propios comics. El primero se publicó en 1991. El segundo en 1997 y contó con, una secuela en 2002. Incluso, allá por 2007, el de Gotham se unió a Superman en una aventura que combinaba a las dos criaturas extraterrestres. Si desean, los pueden encontrar en Youtube sin necesidad de disponer de las publicaciones impresas.

Pero lo que pretendemos tratar no es ello propiamente, aunque esté relacionado. Ni siquiera sobre una historia ilustrada. Es, más bien, un cortometraje que fuera estrenado en 2003 y que logró un gran éxito tras ser proyectado en la americana Comic-Con de San Diego. Dirigido por el estadounidense Sandy Collora, llevaba por título Batman: Dead End y, aunque realicemos un más que tenido espóiler, les diremos que uno de sus mayores atractivos es la manera en que nos deja un final abierto quedando el super héroe alado rodeado por las dos especies alienígenas.

Aparentemente simple, pero lleno de detalles


Pero para ello nos tendremos que adentrar en una de las frías y húmedas callejuelas de Gotham City. Ahí, Batman y Joker se verán las caras por enésima vez. En esta ocasión, este último acaba de escaparse del Asilo Arkham. En medio de su confrontación, mantendrán un conversación sobre los orígenes de cada uno dejando entrever que, en el fondo, uno es el complemento del otro. Que cada cual no es quién es sin la presencia de su contraparte. Llegados a este punto, hace su sorpresiva aparición un xenomorfo a la que sigue un Yautja. De esa manera, comenzará una encarnizada lucha a vida o muerte.

Bajo esta premisa argumental que, a primera vista, parece tan simple, hemos de destacar el siguiente aspecto. No sería hasta el año siguiente que se estrenara Alien vs. Predator, por lo que el proyecto de Collora se adelantó al largometraje del británico Paul W. S. Anderson en lo de llevar a la pantalla a esos dos seres. Además, realizar este crossover a tres partes supuso un total de cuatro días de rodaje con un presupuesto de apenas 30.000 dolares. Para ello, el escenario elegido hacia su rodaje fue el distrito angelino de North Hollywood.

Llegados a este punto, y a tenor de lo leído hasta el momento, pueden llegar a pensar que se trata de un producto friki más. Y podrían estar en lo cierto. Pero les diremos que sus 6 minutos de duración les deparará una grata sorpresa. Esta radica en el mismísimo Joker. Recordando a la caracterización que de él pudieran presentar Jack Nicholson y Cesar Romero, la psicopatía que mostrada bajo la piel del difunto Andrew Koenig (1968-2010) es caótica y deslumbrante a la par que su siniestros sentimientos compiten con la oscuridad habida en el lugar del enfrentamiento.

Otro aspecto a señalar es la presencia de Clark Bartram. No es que este fisicoculturista norteamericano haga una interpretación de tirar cohetes, pero llena la pantalla. Su imponente musculatura encaja bajo el traje del Hombre Murciélago y cumple con su cometido. Y más teniendo en cuenta que el largometraje se centra en la lucha y que para ello es necesario tal imagen. No es Christian Bale ni Michael Keaton; menos aún Robert Pattinson, pero logra que la vestimenta de batalla con reminiscencias a la de Adam West cobre vida.

Hay más de un homenaje


He aquí que los otros componentes en cuanto a personalidades resultan bastante atractivas. Nos referimos al alien y los predators. En cuanto a estos últimos, cinematográficamente son una referencia a los mostrados en la segunda parte de la franquicia que en 1990 estrenara Stephen Hopkins. Sobre todo por su presencia en un núcleo urbano, el método de visión que es mostrado y su forma de comportarse ante un xenomorfo que recuerda al de Alien 3 de David Fincher. Súmenle a ello unos efectos especiales que, a pesar del tiempo, han logrado que sus figuras envejezcan con orgullo.

Pero hemos de añadir otra entidad que carece de presencia física. Esta es la iluminación. Oscura y tétrica, nos retrotrae a la habida a las dos películas que de Batman realizara Tim Burton. También los diferentes planos y algún que otro detalle como puede ser el momento del de Gotham a la hora de calzarse la vestimenta, los movimientos de su capa o la escenografía en la lucha entre este y el Joker. Son, en definitiva, unos logrados homenajes que endulzan una historia que tiene la fortuna de hacer que nos preguntemos cuál es la suerte que correrán los protagonistas que interactúan en la batalla final.

Ya para finalizar, les diremos que Batman: Dead End dispone de un making off que fue estrenado en 2003. También de un Behind the Mask que dirigiera Eric Dow en 2015. Son dos muestras de lo que supuso este trabajo de culto dentro de los seguidores de Batman, además de los otros personajes que en él aparecen y el mundo friki en general. Y más teniendo en cuenta que la carrera de Sandy Collora parecía que iba expandirse. Aunque quedó estancada, previamente a este corto sus diseños artísticos pudieron contemplarse en Predator II, El Cuervo, Men in Black o Dogma de Kevin Smith. Su último trabajo como director fue The Delray Misunderstood: The Legend of Big Lenny de 2018, siendo este su séptima obra.





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