EL VINO

 22/VIII/2020


En ese momento en el que 

el vino se agría

empujado por la acción 

de las dos manos que buscan

la perfección absoluta

muere la gracia

del encontrar los frutos

maduros que nos obsequia.


Su cuerpo se desvanece

durante los días

que tararea la estación

en la que el tren impacienta

al pasajero con cara

de circunstancia

por el viaje inconcluso

que ni empieza tan siquiera.


El filósofo se muerde 

los labios en fría 

compostura de pasión

comedida en la balanza

que mide toda lágrima

de la lujuria

que buscaba ese loto

resucitador del chakra.


Puede que gotas de sangre

eleven el día

fresco a la meditación

donde la única respuesta

tiene la eterna pregunta

de sabiduría

inocente sin reloj

al que venzan las prisas.


Porque se puede ver Marte

y su melodía

nos susurra su pasión

sin la presión de la Guerra

narrándose en las páginas

de las historias

impregnadas del rojo

elixir que trae la brisa.

dehesadelcarrizal.com


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