EL PERFUME DE UNA CANCIÓN
09/VIII/2020
Respiro el ambiente de este valle
y su perfume resuena
igual que esa canción
que no me abandona
mientras su fragancia
empapa mi mente.
El olor de este paraje
disimula los matices de otros
que parecen necesitar
su disección propia.
Tal vez lo que quieran
es que se conozca cada parte
de ese perfume que es global,
donde estarán todos ellos,
y de esa forma poder conseguir
leer cada pedazo que lo
compone desde esa tonalidad
cimentada en todos.
Algo parecido me sucede
cuando las partes del alma
de la grácil canción
suena en las entrañas
de las mías fantasías
en mitad de un trance.
La constituyen las partes
de una pieza convertida en todo
desde la individualidad
mutada en armonía.
Parecen caminar
por senderos a ninguna parte
mientras buscan una señal
con la que ir al unísono
persiguiendo desde el celo construir
un edificio robusto
que transmita toda necesidad
de mostrar su calor.
Desde sus distintos pisos se ve
el despertar de mañanas
donde no hay ningún guión
que los condiciona
ni magnificencia
que la contamine.
Son sus sueños los que tiñen
el verde de los bosques frondosos
y desiertos con la vida
desapercibida.
Porque las respuestas
de la canción son todo un paisaje
que goza de totalidad
desde la suma de enteros
en los cuales se pueden discernir
su forma individual dentro
de la global universalidad
nacida entre todos.
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