CAMINABA LA CARACOLA
Mira, caracola,
caminas despacio
con un objetivo en mente.
Con firmeza corres hacia él.
Esquivas estorbos
y lo ves arribar.
Pero antes contemplas
lo que atrás dejaste.
Los pasos que hubiste dado.
Todo el sudor derramado.
Miras. Contemplas. Vuelves a mirar.
Te resulta increíble el recorrido.
Todo por lo que hubieras pasado.
Cada día sin quererte levantar.
Te sientes extraña.
No te reconoces
a causa de lo vivido.
Pero te late el corazón.
Y lo hace con fuerza
por toda la emoción.
Sí, lo reconoces,
sigue siendo el mismo.
Y tú la criatura
que diera comienzo
al querer buscarse
sin un propósito.
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