CAMINABA LA CARACOLA

Mira, caracola,

caminas despacio

con un objetivo en mente.


Con firmeza corres hacia él.

Esquivas estorbos

y lo ves arribar. 


Pero antes contemplas

lo que atrás dejaste.

Los pasos que hubiste dado.

Todo el sudor derramado.


Miras. Contemplas. Vuelves a mirar.

Te resulta increíble el recorrido.


Todo por lo que hubieras pasado.

Cada día sin quererte levantar.


Te sientes extraña.

No te reconoces

a causa de lo vivido.

Pero te late el corazón.


Y lo hace con fuerza

por toda la emoción.

Sí, lo reconoces,

sigue siendo el mismo.


Y tú la criatura

que diera comienzo

al querer buscarse

sin un propósito. 

ignaciogavilan.com





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