EVITAR EL ODIO
No me hables de odio,
o mejor no lo sientas;
habla más bien
de las cosas mundanas,
pero no dejes
que de ti se apodere.
Volvamos lo trivial
en una fiesta
que se celebre,
pero no permitas,
no sucumbas
al odio que gangrena
el alma y sus poros.
No, no hables de odio.
Haz que desaparezca
y regrese
junto a sus artimañas
al paraje
al cual se pertenece.
Bañemos de alegría
esta mañana,
también la tarde
y su noche astuta...
reguémoslas
y que las flores crezcan
en cálidos mimos.
No sientas el odio...
no le dejes asomar
y evítale
con tu mejor sonrisa...
y sin vestirte
con un traje de luces.
Convirtamos cada día
en una fiesta
por la que bailes...
y las carcajadas
te permitan
tener las agujetas
más dignas de un récord.
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