El periplo constante de "Sobre todo de noche"

La ópera prima de Víctor Iriarte es un grito desgarrador por los bebes robados durante el franquismo y la Transición

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Se trata de de una historia de violencia. De violencia, ira contenida y sonrisas heredadas. Todo ello con el mar Cantábrico de fondo y la tranquilidad que otorga bañarse en las aguas de una piscina o lo que se respira a las orillas del río Duero a su paso por Portugal. Esto desde la ansiedad surgida al momento de robarse un bebé recién nacido. Y su posterior e incesante búsqueda a la par que este crece al lado de una familia a la que se le dice que la madre de la criatura falleció en el mismo parto.

A "grosso modo", esta podría ser una de las formas con la que describir "Sobre todo de noche". Es un largometraje epistolar, el cual juega con las voces en "off" de las majestuosas interpretaciones de Lola Dueñas y Ana Torrent. Además, la influencia del cine negro, el espectro psicoanalítico de Hitchcock y la confrontación entre la música clásica y actual logran que la tensión supure desde los fotogramas de la película. Y esto, sobre todo, se recrea en la interpretación de Manuel Egozkue, cuya palabra también es revelada desde la trastienda del metraje.

Asimismo, la "ópera prima" del bilbaíno Víctor Iriarte (1976) cuenta con un formato libro dividido en tres capítulos y un epílogo. Y esto, ese modelo de novela, será crucial en la ansiada venganza que Lola Dueñas buscará en su papel de Vera. Y es que la memoria histórica, desde la tragedia que supuso el caso de niños robados en el franquismo y la Transición española, se muestra como un salto al abismo. Y de esa forma la rodó Iriarte, "como si fuera la última", desveló a 'El Español' este mismo diciembre.

"Quería hacer una película en movimiento, ir de un escenario a otro, lo que supuso un gran reto de producción durante siete semanas", explicaba Iriarte a 'El Correo' en septiembre. Ese movimiento, constante y frenético por momentos a lo largo de sus casi 110 minutos de duración, se muestra indispensable en ese instante de encuentro entre Cora (Torrent) y Vera. "Me interesaba que estas dos mujeres trataran de entender la complejidad de sus historias", añadía.

Porque en el fondo, a pesar de la lucha interna de Egoz ante el descubrimiento de su pasado, el largometraje muestra el encuentro, asimilación y la ansiada convivencia entre Vera y Cora. Respectivamente, por un lado está el futuro roto que busca rehacerse tras el robo de su hijo; la angustia de todos esos años detrás de él y las contantes trabas que encontró por el camino. Y en el otro está el "shock" que supone abrir el telón de las mentiras que se desvelan después de que la oscuridad se aclarara tras recibir en su vida a un niño cuando se sabe que no podrá crear vida.

De la oscuridad a la luz amenazada por la venganza

Un cara y cruz. Un Yin y Yang con una enfermedad que es una cuenta atrás. Y es que también es el reflejo de unos relojes sin sincronizar que buscan estar a la par por todos los medios. Estos irán pasando por la oscuridad más extrema mientras llegan a atravesar pasillos que serían propios de las más lúgubres pesadillas hasta alcanzar la luminosidad purificante que estará amenazada por la venganza de Vera. Los "hijos de puta" que opacaron su mundo deben de dejar de sentirse intocables ante una persona que, como muchas en su situación, fue ignorada, olvidada. Silenciada.

Y he aquí, detrás de toda esa rabia contenida y ese omnipresente movimiento, que el ritmo del largometraje, en un principio, se nos presenta lento y difícil de asimilar en la primera parte del trabajo. Este, a medida que el espectador se sumerge y va interiorizando la personalidad de la historia y los personajes, se torna ameno, atractivo y grácil. Y lo más llamativo es que sorprende por eso mismo. Debido la manera con la que va atrayendo hacia su interior; como si de un agujero negro se tratara pretendiendo mostrar todo aquello que ha guardado en sí tras años queriendo desempaquetarlo.

El porqué de esto tiene una sencilla, pero a la vez compleja explicación: el profundo conocimiento que del Séptimo Arte ostenta Iriarte. De hecho, según explicaba a 'El Correo', ve "cientos" de peliculas al año. Incluso hay momentos en los que llega a ver hasta cuatro al dia. "Las anoto y hago informes para acordarme meses después. Las veo pensando no en si me gusta o no, sino si tienen cabida en San Sebastián". Este es otro de esos motivos. Desde 2015 forma parte del comité de selección del Festival de Cine de esa ciudad, el Zinemaldi. Con ello, en su filmografía cuenta con el cortometraje "Decir adiós" de 2007. A su currículum se le añade la novela publicada en 2019 "Geometría".

Ese saber viene apoyado por ser parte fundadora de la escuela de cine Elías Querejeta Zine Eskola y haber sido por 9 años director de programación del Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de Donostia. Licenciado en Periodismo, y con el máster de Cine Documental de Creación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, opina que el caso de los niños robados es una "herida abierta". Se expresaba así en 'El Diario', y añadía mientras hacía una conexion con Argentina, Chile y Uruguay que cree que hay un "limbo jurídico muy grave". Además, reivindicaba "una revisión de nuestra memoria, que haya justicia, reparación, y que repensemos lo que somos”.

Las voces silenciadas de una historia de terror que no lo parece

Recurriendo a un símil, esto se traduce en la importancia que le da a las manos. A los planos detalle que las muestran. Estas reflejan la juventud, el entrar en años, la esperanza, la dudas, los temores,... Son las manos de unos pianistas y una estenotipista, las cuales, en el fondo, no difieren tanto entre unas y otras. Esto último está relacionado con la voz en off: en el juicio, "ellas dicen: llegamos con nuestras máquinas, nadie nos ve, nadie nos oye, pero allí estamos", explicaba Iriarte en diciembre a 'Caiman Ediciones'. Es lo que sucede con todas esas personas calladas siendo víctimas del robo de bebés. "Aún hoy llegan noticias de casos cerrados en falso; de un médico que intervino en aquellas tramas y que ha fallecido, o la prescripción del delito, por lo que me parecía importante dar voz a estas mujeres".

Respecto a su apartado técnico, ha sido guionizada por el propio Iriarte junto a Isa Campo y Andrea Queralt. Se trata, además, de un trabajo de triple nacionalidad (Portugal, Francia y Portugal) que está siendo distribuido por Atalante y cuya producción ha corrido a cargo de La Termita, Atekaleun, CSC Films, Ukbar Filmes, 4A4 Productions e Inicia Films. Siendo bautizado originalmente como "Reescritura", su proceso comenzó hace cuatro años con la simple imagen de dos mujeres anónimas durmiendo a orillas de un río. Un trayecto que finaliza arrancado con una cita del poeta chileno Roberto Molaño: "Esta será una historia de terror. Será una historia policiaca, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta".






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