Un paseo por el Bilbao previo al Día de Reyes


La Pérgola del Arenal.

02/XII/2021

Bilbao, capital bizkaína. Esa misma que fuera fundada un 15 de junio del año 1.300 por el señor de Vizcaya Diego López V de Haro presentaba, a partir de las 17:30 de la tarde, una estampa concurrida. Pero aquel que estuviera sumergido en mitad de ese fluir de personas no encontraría ningún impedimento si dirigiera sus pasos desde la Plaza Circular por su Gran Vía hacia la Plaza de Moyúa. Esta primera, la Plaza Circular, es el lugar en el que se levanta la famosa estatua en honor al fundador del municipio.

Según fuera avanzando por esa travesía cruzaría el edificio de 'El Corte Inglés'. Por fortuna, llevase o no paraguas, hoy no se habría visto obligado a requerir el uso de su gran tejavana a la hora de evadir unas inclemencias climáticas lluviosas si se hubiera dado el caso. Pero en el día de hoy no ha ocurrido así. Las intermitentes lluvias de esta mañana han dado paso a una tarde alegre por la presencia del Sol, quien parecía haberse decidido a salir con la intención de calentar el un poco más que fresco ambiente. Pero el frío se ha ido haciendo cada vez más palpable según iba avanzando la tarde y, junto a ella, se iba acercando el anochecer.

El paseante dirigiría sus pasos hacia la anteriormente mencionada Plaza de Moyúa. En la mitad de su travesía se encontraría con el edificio de la Diputación Foral de Vizcaya. Podría mirar hacia atrás y comprobar la tranquilidad de las calles. Había gente, sí, pero no habría encontrado ninguna dificultad a la hora de circular. Miraría entonces lo que habría de estar por venir. La ciudadanía, tanto aquellos que son habitantes de la villa como los que son de fuera, en aquellos momentos circulaba con total tranquilidad mientras paseaba o acudía a las tiendas que en ellas están presentes. Los bares parecían presentar una estampa de tranquilidad en estos tiempos pandémicos que tanto han afectado al sector hostelero.

La iluminación que daba la bienvenida a la Gran Vía.

Llegado a Moyúa vería la forma en la que esta misma orienta el tráfico vehicular y el de los transeúntes. El Hotel Carlton y, después, la Delegación Especial de Economía y Hacienda daban paso a la calle Ercilla. Esta parecía tranquila, con su gente caminando por ella. En aquellos instantes parecía no estar cercana la fecha de Reyes, daba la impresión de ser una jornada ordinaria y que la gente no estaba realizando compras con ese día señalado en su calendario.

Tal vez podría dirigirse a la Plaza de Indautxu, pero decidiera callejear un poco con el propósito de observar la todavía tranquilidad de las calles. Siempre con esa Plaza como punto de orientación, tal vez se despistaría un poco, pero esto le serviría con el propósito de comprobar aquella sensación que le estaba acompañando. Finalmente llegaría al señalado lugar. Comprobaría que un Árbol de Navidad alumbraba el epicentro del lugar mientras la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen parece presidir la zona con su magnificencia.

Miraría entonces a su alrededor. Ya habría oscurecido y las calles del lugar, aunque estaban tranquilas, parecían ir presentando una mayor afluencia de personas. Entonces, por el motivo que fuera, dirigiría sus pasos con la pretensión de cruzar la Calle Ercilla mientras dejaba Pozas a su derecha y, un poco más adelante, podría observar la plazoleta que está en la parte posterior de la Cámara de Comercio de Bilbao, la cual, si se bordea un poco hacia la izquierda, da a parar a las escalinatas de acceso al Azkuna Zentroa.

La Fuente de Moyua estaría en funcionamiento mientras la rodeaban las luces navideñas y se contemplaba el azul de estas en lo que ahora daba otra vez la bienvenida a la Gran Vía, ahora más concurrida y en la que, por momentos, ya había que andar teniendo que esquivar a los otros ciudadanos. A pesar de ello, la afluencia de gente, aunque más numerosa que antes, permitía transitar por ahí sin muchas complicaciones. Entonces se percataría de la luminosidad, azul y blanca, que emanaba de los adornos navideños mientras avanzaba por la Gran Vía hasta llegar a 'El Corte Inglés' y ahora observa con más atención el Belén de sus escaparates al que anteriormente había contemplado superficialmente con la pretensión de proseguir su camino.

La fuente de la Plaza Moyúa.

Al ir avanzando se encontraría otra vez con la estatua de Don López de Haro. Parece señalar al Casco Viejo mientras que su hombro izquierdo deja de lado la dirección que marca el camino al Ayuntamiento. Quizás no se ha percatado de eso mismo, pero decide seguir bajando la pequeña cuesta que llega hasta el puente del Arenal, el cual camina hasta el Teatro Arriaga y el Arenal mismo dejando la Calle Bailén a su derecha poco antes de cruzarlo. Casi al poco de comenzar a atravesarlo vería un paso de peatones, lo cruzará y se dirigirá por la Calle Ripa hasta llegar al cruce que da paso y asciende por Villarías. Su sorpresa será mayúscula al percatarse del bullicio de los bares de la zona al estar cercanas las 19:00, pero seguirá hasta el puente que da acceso a la zona en la que se ubica el Ayuntamiento bilbaíno, el cual baja desde Buenos Aires, la misma calle que el hombro izquierdo de López de Haro parecía dejar atrás.

Poco después de comenzar a atravesar el puente verá la fachada del Ayuntamiento completamente decorada. Las luces la cubren y en su flanco inferior derecho observará la "famosa" baldosa bilbaína que forman las luces. Cuando pase al lado izquierdo del puente verá la Escultura Variante Ovoide de Oteiza, colocada frente al Ayuntamiento en el 2002 y que fuera creada por el escultor vasco Jorge de Oteiza en 1958, un año antes de abandonar la creación de esculturas. Rememora los cascos de los barcos fabricados y que también navegaban por la ría bilbaína. Acompañándolo estaban una esfera luminosa y un Árbol Navideño, también cargado de luz, los cuales hacían las delicias de infantes y adultos.

Tocaría, entonces, cruzar la carretera e ir por el paseo del Arenal hasta el Teatro Arriaga. A la altura del lugar en que los domingos se ubica el Mercado de la Flores, a la vera de la entrada al parking del Arenal, se toparía con un cetáceo lumínico, un cachalote para ser más exactos, el cual sería lo primero que les llamara la atención antes de llegar a los árboles que dan la bienvenida al jardín. Todos ellos estarán decorados con una pura luz blanca que no molesta la visión e iluminan en sobremanera antes de llegar al mercado ubicado en él, poco antes de adentrarse en el Casco y justo debajo de las faldas del edificio de la Iglesia de San Nicolás, después de pasar la carretera que está en frente de este. Tal vez, como nota curiosa, ya se habrían percatado de la presencia del cachalote mientras iban por Ripa, desde la orilla que saluda de frente al Paseo del Arenal.

El Paseo del Arenal visto desde la Calle Ripa.

Y, finalmente, tal vez decidiera cruzar al lado de la Iglesia de San Nicolás y observara la entrada, según su referencia visual, del Metro y Euskotren que allí se ubica y recibe el nombre de las Siete Calles. Miraría por última vez la decoración navideña, sería la de la Calle Askao, la misma que si se atraviesa va a parar a la Plaza Unamuno y se deja la Plaza Nueva a su derecha. Entonces, después de mirar el horario del transporte público, usted elegiría qué hacer en estas fechas navideñas marcadas por estos tiempos pandémicos.

El cachalote. Estaba ubicado justo a la salida del parking del Arenal, en el lugar en el que los domingos se ubica el Mercado de las Flores.








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