DIRÍA QUE...
Diría que me sobran...
diría que me sobran los títulos...
sobre todo,
desde el mismo instante
en el que importan más
que el sujeto.
Suelen engalanar
a los individuos
volviéndolo un mero
trasto de apariencias.
Diría que me sobran...
diría que faltan los sentimientos...
sobre todo,
desde que una imagen
pretende valer más
que el corazón.
Pues se orienta hacia el frío,
hacia lo artificial
y lo superficial,
hacia un mundo oscuro.
Y diría más,
si es que no lo hago ya.
Se forma así un reino
donde las personas,
en nuestro paisaje,
serán un objeto.
Los duros maniquís
carentes de expresión...
un sino marcado
por un gesto sutil.
Y diré más,
si es que no lo hice ya.
Nace ahí el puritano
con disfraz liberal,
el libertinaje
siendo lo contrario.
Se prefija todo...
lo yermo, lo estéril,
se transforma en grácil
luz de lo florido.
Y diré que...
y diré que justo ahí...
cuando lo rígido,
ante su no contraparte,
adquiere la forma
de lo que es contrario...
expreso que
goza de camino libre.
Pues ya será capaz
de volver lo blanco
en el color negro
sin ninguna fuerza.
Y canto que...
y cantaré justo ahí...
cuando lo insípido
tenga todos los sabores,
habiéndolo hecho ya,
que andaremos sordos
por los valles
que nos presentaron antes.
No distinguiremos
la nieve más blanca
de la árida arena
de duros desiertos.
Y si me permiten,
tras esta diatriba,
me despido.
Me despido
de todos ustedes.
De todos ustedes
ante la desgracia
que tuvieron
por el hecho
de atreverse a leerme.
Y se despide,
atentamente,
alguna mente
que va y les dice:
mucho cuídense,
seres lectores.
Hasta la próxima...
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