CAMINANDO DESPACIO
Tal vez despacio camine.
Pero mis pasos son.
Míos, y de nadie más.
Y porque esos pasos míos son...
lo es también cada zancada
con que se componen.
Quizás suene basto,
o grosero, tal vez,
pero es indignante,
también vergonzoso,
el mero hecho de pretender
marcar los que da algún otro.
Podría ser algún retazo,
y es que quién lo podría saber,
de tiempos pasados
grabados en suerte.
Qué será la gente
que marca ese signo.
Días pasados en presente.
La Pernada al Trono
de las enseñanzas.
La implantación del Destino
en favor del que lo dicta
y sus intereses.
Pulirlos y barnizarlos.
Como quien da forma al mueble
luciendo en omnipresente.
Dócil, formal. Amaestrados.
El fruto de esos dictados
conlleva eso, exactamente.
Por ello es que se pretende
el dirigir cada paso.
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