MI EGOCENTRISMO
La verdad es que
a mi egocentrismo
le encanta ser yo.
Es una suerte
reírse de uno mismo
sin ningún pudor.
Mi figura
como objetivo
de cualquier arma
que sirviese
de instrumento.
La locura
del Sacramento
cuando en el alba
se desviste
el Juramento.
La verdad es que
está obsesionado
con su mismo yo.
Con su cara
y cada gesto.
Con la mirada
que amanece
entre mi cuerpo.
Es una suerte
mirarse a sí mismo
y encontrar humor.
Una lanza
que lleva el viento
en las alturas
cuando llueve
a ras de suelo.
La verdad es que
mi figura
y mi intelecto
(si existiese)
es el blanco perfecto
sobre lo que reírme
entre carcajadas.
La verdad es que
mi figura
y mi intelecto
(¿ese existe?)
me deparan momentos
en los que expresarme
con plena libertad.
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