LA LUNA Y SU EMBRUJO

 

No existe lastre,

no hay peso que arrastremos

cuando miramos la Luna.

Es un suerte,

hablando en onírico,

el hecho de contemplarla.


Si queremos bien…

qué artificial

suele ser esa afirmación…

si queremos bien

esa Luna

siempre emanará su embrujo.


En nuestro nacer

lo que es amar

nos viene ya predispuesto…

luego se pierde

si nos quitan

eso que es tan intrínseco.


Algo sucede

cuando necesitamos

el volver a aprender a amar…

resulta triste

odiar entre los tiempos.

Es una verdadera desgracia.


Si se quiso bien

sucederá

que no nos alejaremos

de esa fuente…

sucederá

con los que dicen lo opuesto…


resulta triste…

la belleza del mundo

dicha en la naturaleza

por el parecer

de aquellos que olvidaron

ese bello acto del amar...


Escena de "Viaje a la Luna" (1902), película del francés Georges Meliès (muyinteresante.es)

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