LA LUNA Y SU EMBRUJO
No existe lastre,
no hay peso que arrastremos
cuando miramos la Luna.
Es un suerte,
hablando en onírico,
el hecho de contemplarla.
Si queremos bien…
qué artificial
suele ser esa afirmación…
si queremos bien
esa Luna
siempre emanará su embrujo.
En nuestro nacer
lo que es amar
nos viene ya predispuesto…
luego se pierde
si nos quitan
eso que es tan intrínseco.
Algo sucede
cuando necesitamos
el volver a aprender a amar…
resulta triste
odiar entre los tiempos.
Es una verdadera desgracia.
Si se quiso bien
sucederá
que no nos alejaremos
de esa fuente…
sucederá
con los que dicen lo opuesto…
resulta triste…
la belleza del mundo
dicha en la naturaleza
por el parecer
de aquellos que olvidaron
ese bello acto del amar...
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