Un dinosaurio pide que no elijamos la extinción

Es el protagonista del video del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que busca concienciar sobre los combustibles fósiles




El asteroide que supuestamente acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años causó la extinción del 76% de los seres vivos del planeta. No fue la mayor extinción masiva, ni tampoco la primera. Fue la sexta. La mayor se produjo en el Pérmico Triásico, hace 251 millones y, posiblemente, también por otro asteroide o una actividad volcánica extrema. El 96% de las especies desaparecieron. Algunos científicos consideran que estamos a las puertas de otra. Y esta estaría originada en la actividad humana.

El halo de romanticismo tienen los dinosaurios podría haber sido el motivo por el que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha elegido a uno de ellos en su última campaña. Mediante tecnología de imágenes creadas por ordenador (CGI), uno hace acto de presencia en el Salón de la Asamblea General de la ONU y alecciona a los líderes mundiales a luchar contra el cambio climático. En un cortometraje de dos minutos y medio carga contra el uso de combustibles fósiles, ya que serán los causantes de nuestra propia extinción.

Su entrada en el hemiciclo es impactante y aterradora. Nada más subir al púlpito de oradores da comienzo su discurso. Enfatizando en el lado emocional sugiere que estamos pagando por la desaparición de nuestra propia especie y que ya va siendo hora de que dejemos de poner excusas y empezar a hacer cambios. Intentando abrir los ojos a los allí presentes les indica que los gobiernos están subsidiando la extinción con el dinero que aportan a los combustibles fósiles. Es como si los dinosaurios hubieran subsidiado a los asteroides.

Pide de manera imperiosa que no elijamos la extinción. Afirma que muchos seres humanos están en estos momentos padeciendo límites insospechados de pobreza. “¿No creen que ayudarlos tendría más sentido que pagar por la desaparición de su propia especie?”, cuestiona para después hacer ver a los gobiernos que tienen una gran oportunidad mientras se recuperan de la pandemia del CoVid y reconstruyen las economías. “¡Es una oportunidad única para la humanidad!”, exclama antes de pedir que elijamos a nuestra especie “antes de que sea demasiado tarde”.

El video se enmarca dentro de la campaña “No elijas la extinción” del PNUD. Tiene por objetivo “crear conciencia acerca de los efectos adversos de los subsidios a los combustibles fósiles en las personas y el planeta”. Así lo explica en el comunicado de prensa de este 26 de octubre, en el cual se indica que al año se gastan 423.000 millones de dólares en subsidios hacia los combustibles fósiles. Una cantidad de dinero que es 4 veces superior a la que se destina a la hora de ayudar a los países pobres contra el cambio climático.

El problema de los subsidios

Según el análisis del PNUD, esos fondos agravan la desigualdad e impiden la lucha contra el cambio climático a pesar de que son aportados por los contribuyentes. Además, de acuerdo con las palabras de Achim Steiner, actual Administrador del Programa, la pandemia ha dejado al descubierto diversos aspectos de la economía mundial que estarían obsoletos. Ese dinero destinado a los combustibles fósiles podría costear las vacunas contra el CoVid en el planeta o financiar la lucha contra la pobreza en una cantidad anual 3 veces mayor.

Steiner hace hincapié en que deberíamos preguntarnos “si subsidiar los combustibles fósiles es un uso racional del dinero público”. Según se aclara en el comunicado, el FMI considera que cerca de la mitad del dinero público que se usa en los combustibles fósiles beneficia al 20% de la población. A ello también hay que añadirle que la misma entidad señala que serían 6 billones de dólares los necesarios con la intención de erradicar la pobreza extrema en el planeta. En esa ingente cantidad de dinero estarían incluidos los costos indirectos destinados hacia el medio ambiente.

A pesar de ello, el PNUD señala que los subsidios son una parte importante de los ingresos de las “personas pobres” mediante los cuales pagan el consumo de energía. Su supresión sería una estrategia de empobrecimiento de los ingresos y la energía, por lo que se dificultaría la transición hacia energías limpias y renovables. Pero el mayor contribuyente al cambio climático sería el sector energético, el cual representa el 73% de las emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero. Por lo que aboga por reformar los subsidios y así remitir las emisiones de CO2.

 Steiner indica que “la reforma no es fácil y la transición a la energía limpia presenta una serie de retos difíciles en muchos países”. Por lo tanto, cada país tomaría su propio “camino”, pero el “poner fin” al apoyo financiero sería “fundamental” en la transición hacia energías limpias. Y es que además, según señala también el comunicado, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advierte que “solo la acción climática más ambiciosa” evitaría el calentamiento planetario en 1,5 grados.





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