La Tierra está perdiendo su luminosidad

Mientras el planeta refleja menos luz hacia el espacio debido al cambio climático, a un alce se le pudo quitar un neumático que llevó durante dos años en su cuello

muyinteresante.es

Dicen que vivimos en un mundo acelerado. Por lo menos en estos lares de Occidente. Su evolución en su ritmo de vida es tan rápida que prácticamente no podemos apreciar sus cambios. Lo que hoy es válido en el ámbito de la tecnología está obsoleto menos de un año después. Tampoco disponen de una vida útil tan prolongada los utensilios o herramientas que usamos, por poner un ejemplo, en el transporte. Incluso el simple y necesario acto de alimentarnos lo realizamos a unas velocidades excepcionales debido a la vorágine que nos rodea.

Asimismo, las relaciones sociales están vestidas de un cariz impersonal en el que parece que solo nos comunicamos mediante las redes sociales. Son únicamente unos pocos ejemplos sobre los cuales un estudio sociológico podría profundizar ampliamente. Toda esa volatilidad se traslada también a los medios de comunicación. Tiene tanto peso eso que se ha dado en llamar “inmediatez informativa” que estos, lo dicen muchos profesionales de la profesión periodística, parecen dejar de lado su factor de análisis y estudio frente a lo llamativo y la necesidad de vender o copar audiencias.

Por eso es de agradecer que estos hagan un esfuerzo y dejen reposar los hechos. Que los vayan analizando con calma y vuelvan a sacar a la palestra algo que fue cubierto en unas fechas anteriores. Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en el diario “ABC” o “El Mundo” cuando este 20 de octubre explicaron por qué la Tierra, nuestro planeta, se ha ido oscureciendo entre 1998 y 2017. Otros lo habían hecho a principios del mismo mes sobre el mismo estudio, el cual fuera publicado por la “Geophysical Research Letters” el 29 de agosto de este mismo año.

Llevado a cabo por el Big Bear Solar Observatory de California, la Universidad de Nueva York, el Instituto de Astrofísica de Canarias y la Universidad de La Laguna, llegaron a la conclusión que esto, el que la tierra irradie menos luminosidad, no está reaccionado con la actividad del Sol y sus fases de mayor o menor expulsión de energía. ¿Cómo es posible que la Tierra sea cada vez más oscura? Básicamente por el cambio climático provocado por la acción del Ser Humano. Además, esta caída en la luz que refleja nuestro planeta ha ocurrido, sobre todo, en los últimos tres años.

Sin relación con la actividad solar

El albedo es el sistema de medición que explica la cantidad de luz que la propia Tierra refleja hacia el espacio exterior. Es decir, el calor que en esta no se queda. Imaginemos una superficie blanca. Esta lo que hace es reflejar esa luz. Cuanto más oscura sea más se quedará. Según van derritiendo los polos menos blanco hará, por lo que el planeta retendrá más calor y las temperaturas aumentarán. Esto mismo también se traslada a las nubes. Y esta incidencia es lo que se ha encontrado con la reducción de nubes bajas brillantes sobre el Océano Pacífico Oriental, en las costas occidentales de América del Norte y del Sur.

Debido a la conexión que tendría con el cambio climático se ha producido la Oscilación Decadal del Pacífico. Esto ha ocasioado un aumento de las temperaturas en la superficie del mar. ¿Qué consecuencias tiene esto? La primera es que, como ya hemos comentado, nuestro planeta parezca cada vez más oscuro y, por ende, haya un aumento en las temperaturas. Esto se ha visto en los últimos tres años, por lo que podría tratarse de un proceso que va poco a poco, que va aumentando a medida que pasa el tiempo. Además sin tener nada que ver la actividad energética del Sol.

Si nos fijamos en los términos numéricos lo que refleja la Tierra es el 30% del total de la luz que le llega. Toda esa reflectancia habría disminuido un 0,5%, sobre todo en los últimos 3 años de los 20 estudiados. La disminución de esas mismas nubes ha acarreado que la temperatura de las aguas hayan aumentado y que la luz que a este llega se quede ahí, ya que es más oscuro y tiene mucha menos capacidad de reflejarla. A todo esto también hay que añadirle la disminución de los hielos polares, por lo que nuestro planeta es cada vez más caluroso.

Imaginemos que cogemos una baldosa. A esta le cae directamente la luz del sol. A medida que vaya estando expuesta estará más caliente. Si las nubes pasan encima de ella y están el tiempo suficiente se enfriaría. Según indican en el estudio, imaginemos ahora la superficie terrestre como esa gran baldosa, esta está recibiendo un 0,5 vatios por metro cuadrado más de energía de los que recibiría en condiciones normales. Y ese calor se queda. A esto también hay que añadirle la energía emitida por la actividad humana y que también está presente; esta supone 0,6 vatios más en esos mismos 20 años.

16 kilos al cuello

Costadelsolfm.org

No sé ustedes, pero a veces da la impresión que cada uno de los integrantes del Homo Sapiens somos una especie de Frodo Bolsón en busca del Monte del Destino mientras llevamos al cuello la pesada carga del Anillo Único. Es como una pequeña bomba de relojería que vamos alimentando y explotará en nuestras manos por el mal estado en el que se encuentra. Pero a veces, ya que siempre hay escépticos y verdaderos negacionistas de ello (que le pregunten al primo de Rajoy), habría que tirar de casos más tangibles con tal de poder hacer ver todo lo que está pasando.

Tal vez solo tendrían que darse una vuelta por las calles de su ciudad. O podrían ir a los valles, lagos o montes cercanos y comprobar las basuras que allí se encuentran. Igual tienen la fortuna de poder comprobar la majestuosidad de algunos animales que únicamente han visto, hemos apreciado, en los documentales de televisión. Y puede que resulte que en ese placentero caminar lleguen a Colorado y descubran un hermoso alce que tiene un neumático en su cuello. El pobre, que lo ha llevado durante dos años, no lo ha podido sacar por sí mismo.

Y es que eso mismo ha sucedido en Estados Unidos. Después de dos años de periplo, los agentes forestales del lugar pudieron librar de semejante carga a un alce de unos cuatro años y medio de edad. Fue visto por primera vez con tal curiosa alhaja en 2019. Desde entonces los guardas habrían estado buscándole entre los condados de Park y Jefferson. Finalmente, a principios de este mes, le fue quitada la rueda. Esta, entre su propio peso y el material que en ella había, pesaba más de 16 kilogramos. El animal marcó 270 en la báscula.

Se trata de un precioso ejemplar que, a pesar de todo, no presentaba casi ninguna molestia física derivada de la presencia del neumático. El agente Scott Murdoch declaró a The Guardian que su pelaje estaba un poco rozado y que tenía una herida abierta del tamaño de una moneda de 5 centavos “o de 25”. A la hora de quitarle la rueda se vieron en la necesidad de sedarle y cortarle las astas, ya que les fue imposible hacerlo con el acero que se encontraba dentro de esta y tenían que “quitar el neumático como fuera”. Por fortuna, los cuernos se regeneran cada año.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Un agujero negro en la oficina

VIAJANDO POR EL ESPACIO

Pide ayuda con tal de encontrar un llavero con valor sentimental