EL IMAGINAR

 

Tu pelo suelto imaginé…

y se trató de una osadía

ya que cansado me sentía

al no poder verlo ondearse.


Fue totalmente inconsciente.

Igual que imaginar un día

caluroso en mañana fría

en un invierno latente.


Tal vez me volví rebelde…

ya que aquella risa volvía

parecido a una melodía.

Fue totalmente inconsciente.


Aunque quizá fuera el hastío

por cuando nos hacen guardar

aquello que está en el alma

en lo profundo de un cajón.


Por no poder versar de ello,

ni cantarlo a la mañana.

Por guardarlo en la vitrina

cubriéndose con el polvo.


Y por ello intenté un canto

según avanzaba ese día…

y tu pelo imaginaría

libre y con todo su encanto.

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