LA TAZA DEL TRASFONDO

vice.com Estaba disfrutando de una cerveza mientras leía el periódico. A su lado, un libro le acompañaba. Había dejado sus páginas con tal de coger un poco de aire. Su estilo tan sencillo, y por momentos escatológico y cuasi pornográfico, le estaba volando la cabeza. De hecho, tras haber pasado casi la mitad de su contenido, empezó a preguntarse el porqué de que Montxo Armendáriz decidiera rodar una película basada en él. Sobre todo por la dicotomía que emanaba, pues era más que fidedigna y completamente diferente al mismo tiempo. Después de que esto ocurriera empezó a leer la prensa. Además, el interior del bar que tenía la terraza en la que estaba le recordaba mucho al Kronen . De repente, se percató de que el libro lo compró justo cuando se cumplieron los 25 años de su publicación. Era, también, la opera prima del madrileño José Ángel Mañas. Encendió un cigarro y comenzó a pasar las páginas del periódico. No buscaba nada, simplemente algo que le llamara la atención. Encima, tenía q...

Había una vez un cerezo. Sus formas eran torcidas e, incluso, antinaturales. Ofrecía unas frutas frescas y cargadas de gran sabor. Muchas veces lo quisieron enderezar y cuando lo llevaban a cabo sus frutos se volvían estériles. Así que le permitieron crecer hasta alcanzar un cuerpo curioso del que nunca antes nadie pudo imaginar. Su sombra suponía frescor. Y el que en él se cobijaba disfrutaba de sus mieles. Resguardaba de tormentas sin poner una condición. Pero llegó el momento de partir, y dio su último regalo. Este fue en forma de leña que serviría en fuegos y edificaciones. Nunca dio lecciones, sólo fue cobijo desde su naturaleza. Y a pesar de ser torcido fue el más recto en su largo devenir.

Volcó azúcar a la herida porque sal no tenía a mano y se tornó en lo más dulce que hubo probado en la vida. Por ella circulaban las raíces que le hacían lo que era. Fueron adquiriendo calor hasta llegar a ese punto de no necesitar abrigo que le reconfortara. Dejaría de lado las noches frías y los días de más calor en los que se calmaba en el buscar lo más fresco. Sintió luz en la paz que le fue llegando poco después.  Volvió a contemplar la herida con todavía mayor pasión y notó que aquella sangre era vibrante en sí misma.

Si quitas los pétalos a una flor saldrán las palabras que nunca dijiste, aquellas que en una ocasión te guardaste y que fueron creciendo en tu interior. Y si, además, también las regaste brotarán igual que un volcán en erupción que tuvo que guardar la lava en su interior por formar una explosión enorme. Por lo tanto, procura dejar que brille la flor mientras su pétalos se abren. Que su perfume se expanda hacia lugares remotos en los confines del mundo sin importar sus esquinas. Que contemplar sus colores engrandezca más lo que es el ancho  de este mundo. Entonces, lo que entonaste se volverá canción que traspasa las décadas, edades y siglos, porque gloria no buscaste. 

Cuántas veces te miraste en el espejo. Cuántas, cuántas te miraste sin poder reconocerte. Cuántas, cuántas te miraste con tal de poder contemplar tu reflejo. Cuántas veces te miraste anonadado. Cuántas, cuántas te miraste con tal de reconocerte.  Cuántas, cuántas te miraste y te susurraste "por fin me he encontrado". Qué son las veces que te miraste. Qué supusieron cada momento. Cuántas horas fueron dedicadas. Dónde guardaste cada minuto invertido y al que brillo sacaste. Dónde aparcaste cada homenaje con el que levantaste tu ánimo. Cuántas veces trazastes sonrisas. Cuántas de ellas emanaron calor. Cuántas fueron un escaparate. Cuántas veces te miraste en el espejo. Cuántas veces ni lo contemplaste. Qué fueron las veces en que lo miraste. Cuántas veces le sacaste brillo y comprobaste que no brillaba. Qué era mirarlo por las mañanas cuando en noches volverías a hacerlo. Cuántas veces del espejo te olvidaste. Qué fue lo que en él te descubriste cada vez que le mirabas al espejo...

Si un juego fuese la vida, sin duda, hasta podría ser un "Lego". Vamos poniendo las piezas hasta lograr darle forma con sus más de un pormenores hasta poder sentirnos cómodos. Y si esta fuera un mar a veces estaría calmo y otras en medio de tempestades. Incluso sería un frondoso bosque o algún árido desierto protegiendo vida. Y esta viviría tormentas a las que siguen ratos de gozo. También los bailes en fiestas y una agradecida siesta. Hasta un paseo por un valle al contemplar el cielo nublado. Todo ello son piececitas; algunas pequeñas y otras grandes, incluso de formas diferentes, pero, al fin y al cabo, piezas. Y de distintos colores,  que en la gracia ha de estar la variedad sin necesidad de disfrazarla con tintes artificiales. lego.com  

Quieres saltar la barrera, pero ignoras dónde la podrían estar guardando. "Debe de estar cerca", te dices. Te dices  que dónde habrá de estar. Decides caminar algo, investigar lugares en los que no te fijaras. Asciendes una colina para después ir bajando unos caminos distintos a los que dejaste detrás. Percibes cómo el esfuerzo va desgastando tus fuerzas, pero debes de continuar hasta lograr tu objetivo. "Debe estar cerca, seguro", te dices al animarte. Entonces, al dar unos pasos más, logras ver lo que tanto has ansiado y te vas acercando hacia él. Al arribar a su base contemplas la barrera extasiado. Te la habías imaginado inmensa. Pero de forma paciente subes hasta el otro lado. Una vez allí ves el mar  y degustas su salitre.  "¡Es magnífico!", te dices, ¿Por qué construir la barrera?". istockphoto.com

Hay fechas y fechas. Algunas son especiales pese a lo que rodea su marca en el calendario. Son mucho más que especiales. Y no estamos hablando de tradiciones (aunque quepan en sus líneas), puede que se trate de almas, de lo de sus más íntimas emociones. Son fechas y fechas. Quizás les son especiales; no por lo que rodea, sino por lo que guardaron más allá de tradiciones. Aunque no les gusten estas fechas puede que hasta les sean especiales. Quizás por algún recuerdo, la sonrisa de alguien o la morriña de la inocencia. Incluso desde la indiferencia,  o el completo desdén, algo les puede dar calor Y esto no quita que las desprecien ante todo lo que hay a su alrededor. Son épocas de contradicciones que van enlazando lo familiar con el más burdo materialismo. Van chocando el sentimentalismo con la concordia de la economía. Los picos de esta se nos presentan cargadas de un calor artificial. Son la época de la contradicción en la que aflora con fuerza rabia impactando con las sensaciones...

vice.com Cuando salieron del cine encendió un cigarrillo. Lo hizo en el pórtico de una de las entradas que daba al edificio. Observó a su alrededor y vio la puerta del "karaoke" que había enfrente. Aquel al que tantas veces había ido cuando las horas de la noche avanzaban y ya estaban un poco "pasados". Berta estaba a su lado. Ella hacía lo mismo, sólo que lo que esta fumaba era un pitillo de los que son largos y finos. Solía comentar que los disfrutaba, algo que no le pasaba con los "normales" mientras hacia el gesto que indicaba que lo entrecomillaba. - ¿Qué te ha parecido la película? -, le preguntó. - ¿Qué quieres que te diga? Su ritmo me ha parecido extraño; por momentos me resultaba demasiado lento, hasta pesado. Pero después de terminar creo entender el porqué de ello. Sobre todo por la forma en la que presenta la evolución de los personajes. - ¿Y eso por qué? - Porque le da más importancia a la historia que a ellos; es como si siendo una película ...

¿Cómo saber si te conozco bien? Guardo la primera vez que te vi con tu mirada llena de curiosidad. Además de la fuerza tremenda que irradiabas al dar cada paso. También maldigo el tiempo que pasó desde que contemplé tu sonrisa. Y la vida puede ser bastante "perra", sobre todo cuando luchas por tí mientras buscas volver a encontrarte. Incluso cuando los sueños cansan impidiendo que dormir podamos. Las sábanas se vuelven un freno que necesitarán ser aireadas. Así que camina poco a poco, como si no tuviera importancia. A veces habrás de beber agua; pero es la señal de los esfuerzos.

No es que haya vivido mucho. Es más, algunos considerarán que me falta lo que llaman "calle". Pero alguna que otra cosa he visto; ya fueran raras o excepcionales. Algunas sucedieron un martes, otras aún siguen siendo un misterio. Hubo algunas que no me las callé, otras las plasmé en una novela que no tomó la forma de escrito. Una de todas las cosas sería negar el derecho al error: ver que alguien lo quiere arreglar y que eso siempre se le negase. También lo contrario; a ver si saben de qué se trata. Piensen en la situación contraria; háganlo tranquilos. Que incluso con la certeza de que se está cometiendo un error en él se habrá de continuar porque se dan oportunidades. Vi a gente querer continuar y a los que no les dejaron. Vi a gente petrificada que a continuar fue empujada sin percatarse de aquello y salieron adelante. Vi gente apesadumbrada agarrando la esperanza igual que clavos ardiendo y sonriendo finalmente. Hasta vi unos sueños rotos recuperando su forma. También vi ...

A vueltas con lo más cotidiano, las voces se suelen contraponer al silencio que nos concede paz. También sucede del revés, que los silencios se impongan sobre las palabras y sus cuerpos dando origen a las duras calaveras sin las pieles. Imaginemos el escenario; si es que este en su labor por envolver lo permite en su cotidianidad. Imaginémonos la imposibilidad de disfrutar del frescor de un vallle. Ello porque nos empujan a ello. ¿Dónde ha de quedar su espontaneidad? Digan qué naturalidad hubiera de tener. El ser o no ser. ¿Qué queda entonces de nuestro ser? ¿Qué queda del valle y su mirada? O los ojos con que lo miramos. Quizás nos remitan un resumen que de forma fidedigna lo describa. ¿Pero qué conlleva lo de fidedigno si cada cual ostenta sus sensaciones en círculo más que particular? ¿Darían por buenas las descripciones que les pretenden interiorizar? ¿Qué formas habrá de tener su alma sin sentir sus propias sensaciones? ¿Qué tipo de paz se presentaría? Imaginen qué serían sus emoc...