VAMOS DÁNDOLE VUELTAS A LA NORMALIDAD
Y vamos dándole vueltas a la normalidad.
Puede que de trescientos sesenta grados,
por lo que nuestra sociedad estancamos
aunque le demos nuevos valores
al abrigarla en las mismas bases.
Aunque lo que ayer nos fuera raro
volviéndose en algo común
por sustituir una norma
a la que no se dio forma
en aquel momento de su
aplicar a lo largo del tiempo.
Quizás nos parezca sorprendente,
pero suelen conservar sus raíces
como si fueran algo imperecedero
que nunca hubo de cruzar otro camino
al disponerlo por las costumbre de las pautas.
Y vamos dándole vueltas a la normalidad.
Transformándola mientras le damos
una nueva imagen que, tal vez,
nos resulte indiferente.
Incluso carente de sentido
cuando nuestro mundo nos imbuye.
Incluso cuando están sus pilares
de otros días siendo herederos.
Nos resulta indiferente
esa nueva imagen que, tal vez,
no dispone de nada de nuevo
ante lo novedoso que se suele perpetuar.
Y vamos dándole vueltas a la normalidad.
Aunque nos sea insensible su escozor
por lo inmunizado de nuestra piel
a los olvidos
de lo que le arañaba
sus centímetros
al no haber temor
por la voz de protesta
que diera vuelo
a que estas mismas no se olvidasen
por las piedras de lo transitado
en el ir decorándolas con la normalidad.
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