DESPACIO, LA FLOR CRECE DESPACIO

La flor muy despacio crece.

Con paciencia, sin la prisa

que lastraría con su peso

el que se abran sus pétalos.

Incluso, tenemos flores

que de una sola noche es su vida

mientras la Luna les da cobijo.

Puede parecernos un milagro,

pero no es más que naturaleza

rugiendo en alguna parte.

O quizás una pequeñez.

Incluso con su grandeza

mientras le obsequia un abrazo

al que la esté contemplando.

Y la flor despacio crece.

En paciencia con la brisa

de la tarde del verano

que le sirve de cobijo.

Incluso, las otras flores

se sirven del abrigo entre ellas

mientras le van cantando a los tiempos.

A los de ayer, a los del futuro

y a todas las mañanas que se van

cuando se acerca la tarde.

Y estas, muy despacio crecen.

Suelen formar una manta

con sus colores bajo el Sol

cuando respiran su calor. 

¡Mira! ¡Contempla la flor que muy despacio crece!

¡Mira! ¡Escucha cómo el sonido de sus pétalos 

va inundando cada tierra por la que caminas!

Su olor se mezcla con el barro, la lluvia

y va danzando en medio del aire.

Imagina sin ella un paisaje...

¡Cuán triste todo lo que ves se volvería!

¡Mírala! ¿No la alcanzas a escuchar cómo canta?

¡Mírala! Parece algo tan frágil y pequeño...

que todo de ellas dependa resulta hasta increíble.

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