EL VERSO QUE TE ESCRIBÍ Y NO LLEGASTE A LEER
Un día me dio por escribirte un verso.
No era de amor, y no trataba nada.
Un día me dio por escribirte un verso,
y tuvo que quedarse en el tintero
viendo las horas marchitarse.
Sí, un día me dio por escribirte un verso
y a leerlo no llegastes
porque el viento se llevó sus hojas.
Y qué curioso que lo leas ahora,
incluso que te enteres
que fuiste protagonista de un verso.
Pero no tenía ningún contenido.
Y tampoco contenía metáforas.
Pues no era más que un simple verso escrito
mediante la tinta de un bolígrafo
que casi estaba por secarse.
Por fortuna, no llegaría a gastarse
y llegó a cometer su cometido
en el papel con sus líneas.
Si te preguntas dónde está...
quizás debas buscarlo en tu corazón.
Ahí es donde debe estar esperándote.
Y si no lo encuentras no te impacientes...
Pues de seguro estará a buen recaudo
en una cálida esquina.
Pero no le des importancia a lo que decía,
menos aún al color
con el que a ser escrito fue
en una tarde cualquiera del que fue aquel día.
Si buscas bien verás que no está en la lejanía,
puede que a tu lado.
Aunque habrás de concentrarte
si pretendes hallar lo que fue su semilla.
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