EL PELIGRO DE PENSAR
Es tan peligroso pensar que hasta resultará ser un pecado estigmatizado socialmente. Es tan peligroso pensar que los que lo hacen son un bicho raro ya que contagian enfermedades. Es tan peligroso pensar que los que lo hacen deben ser aislados por los bienes de los bienpensantes. Resultaría ser tan peligroso que proliferan multitud de pasatiempos que buscan que realicemos ese simple acto. Presten un poco de atención y los verán por cualquier esquina, o donde menos lo esperen. Nos embaucan nuestras mentes sin que nos muestren señal alguna o el detalle más mínimo. Resulta que estos no son pecado, pues con su enorme gratitud nos liman las asperezas de los cruces que nos encontramos. Es tan peligroso pensar que por ello florecen los dictados con los que estemos cómodamente. Es la raíz de lo supersticioso bien visible dentro de un baúl que nos niega la realidad sabiendo que lo de dentro es falso. Presten un poco de atención, son como los olores que abundan mintiendo constantemente. Son una