UN TRATADO SOBRE LA INDEFENSIÓN APRENDIDA

Si la indefensión se puede interiorizar,

entonces se puede inculcar también...

llega a disponer de nombre, incluso,

pero por ahora no la habré de mencionar,

lo dejaré, pues, para otro instante.


Y ella se va enquistando dentro del alma

aunque ya hayan pasado los golpes...

Esta se fermenta en el interior

igual que un vino que se nos avinagra

y luego lo tomamos por dulce.


Suele formar un cascarón

que es inquebrantable en apariencia.

Suele alcanzar a ser duro,

tanto que es difícil abrir la grieta...


que abra la puerta a la normalidad

con la que dar un respiro.

Luego viene una constante lucha 

por no encerrarse de nuevo.


Entonces, el aire que se respira

resulta florecer

en las piedras del camino

habiendo ya superado

eso que retiene

y que en soslayo lanza miradas.

alejandraluengo.es


 

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