CIELO, INFIERNO Y ALGO MÁS

 06/IX/2020

En tus ojos puedo entrever

la ausencia de la plenitud,

te ahogan todas esas reglas

que cimentan este mundo

y no te dejan avanzar 

a convertirte en persona.

No soy lo que consigues ver

y no porto ninguna Luz,

tampoco soy la Palabra

necesaria hacia el Colapso

con el desembarco del Mal

ni el frescor de la Mañana.

Pero sí vi los Caminos

antes de que se construyeran,

los vi mucho antes

de su imaginación 

en vuestras mentes,

pude ver la Rebelión

hacia ese Ser que originara

estos paisajes,

una confrontación

sin precedentes.

Fui creado mucho antes

de la presencia del Tiempo,

en ese mismo instante

en que también nació

ese al que llamáis Creador,

y pude ver sus dos ojos,

eran relucientes,

así les invadió el Ego,

rebosó el recipiente

cuando el Universo

volviérase instrumento

donde practicar todos sus juegos.

El Hijo se rebeló al Padre

por aquellos juegos

con los que cruelmente experimentaba

para encontrar su raíz

ya que desconocía el Linaje

que el ver le concedió,

con sus criaturas experimentaba

sin calor del sentir.

Al darse lugar la Guerra de Milenios

algunos inmortalizábamos lo sucedido

mediante la palabra escrita, prohibida

como estaba para muchos de vosotros,

solo al alcance de pocos elegidos

que podían alterar su significado

y usarla después para su beneficio.

Finalizó entonces la Gran Contienda.

Acabó sin ganadores ni vencidos,

con las miles de palabras escritas en los Textos

después desaparecidas de las Tablas

que aconsejaban encontrar al Ser Humano,

pues el Creador no dirigiría el Camino

ni tampoco la interacción del Tentador,

pero en la Noche hubo algunos que en vosotros

decidieron desde el Olvido crear Tablas.

Y así, puede que, podría ser que así

crearais tantos Dioses,

con sus tan consecuentes Némesis,

que os impiden el encontrar

eso que llamáis Humano;

toda esa elaborada síntesis

en que naturales 

son solo la más que mera praxis

de lo que es antinatural

a consecuencia del Ego.

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