AL ESCAMPAR LA TORMENTA

Y cuando escampó la tormenta

nada era como lo fue antes.

Mientras miraban el estado

en el que quedaba la zona

se plantearon sobre el porqué

de lo sentidos de lo visto.

"Tal vez, aunque dependamos

de ello, no lleguemos a alcanzar

a descubrirlo", dijo uno.

El otro, con una voz baja

y entrecortada, declaró que

"si ello nos hidrata,

nos da fuerza y sirve de alimento

a lo que comemos, llegará

el día en que se descubra,

aunque puede que no estemos".

”Será mejor disfrutarlo,

ya vendrán los que lo descubran

y dejarán su legado",

comentó de forma pausada.

"¿Y si ponemos de nuestra parte?",

le contestó la otra

persona. "No malgastes tu tiempo,

déjalo estar". Volvió a contemplar

aquel mojado lugar.

Y regresaría el silencio.

"Bueno, vamos a hacer una cosa.

Coge un poco de barro,

haré lo mismo por mi parte,

y ahora hagamos una figura

cada uno".

Rompió así el silencio

ante la estupefacta

mirada del otro.

”¿Y eso por qué?,

le preguntó.

"Vamos a dejar algo a la posteridad".

"¿Pero es que no servía para nada?",

le dijo sorprendido.

"Creo que no fue así exactamente,

pero el juicio podemos cambiar,

¿Por qué no?".

Y dieron comienzo

cada cual a su tarea

sin ningún preámbulo.

Y al instante

de acabarlo

suspiraron ambos con tremenda gracia. 

Contemplaron entonces su obra

viendo que ahí nada lucia antes.

Pero percibieron un error.

Sería para la posteridad

sin haber tomado parte

pues era parte del camino

que todos recorrerían 

en un conjunto

en los meses y los días.

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