Ziraun y Su Ta Gar; dos propuestas diferentes en fiestas de Gernika

Juventud y experiencia protagonizaron los conciertos de este martes

Ziraun (Facebook)

Les costó. Incluso llegando a sonar de una manera fluida les faltó un par de temas. Y ello teniendo en cuenta los 11 que pude llegar a vislumbrar. Los gernikarras Ziraun tocaban en casa, en las fiestas de su pueblo. Pero cuando empezaron a encandilar, al momento de apreciarse la musicalidad que emanan, se dio por finalizado el bolo. Fue una lástima porque la voz de Nerea Rute había comenzado a herir sensibilidades (entiendan que estamos tirando de sarcasmo).

Llegando al Paseleku ya había comenzado el concierto. Justo el que abría esa tercera jornada musical en las fiestas patronales de Gernika. Sorpresa. Un rock oscuro, y al mismo tiempo totalmente melódico, deleitaba los oídos que allí se congregaron. Ello pese a que, como hemos comentado, el sonido tardó en ponerse a punto. Y esto no sucedería hasta la cuarta canción. Desde entonces, con sus más y sus menos, esa propuesta cuyas influencias incluyen a Him, Foo Figthers o Arctic Monkeys decidió presentarse.

Descendientes de Belatz, quienes ya mostraron sus ideas en esta misma celebración en agosto de 2019, han tenido el honor de tocar sobre el escenario de la sala gasteiztarra Jimmy Jazz. Consecuencia directa de quedar finalistas en el Festival de Txosnas de Vitoria-Gasteiz y en el cual el galardonado fue Negra Cucaracha Terrorfolk. Pero a estos no les tocaba pisar el tendido gernikés, y Ziraun teloneaban a uno de los pesos pesados del universo musical vasco: los oriundos del gipuzkoano municipio de Eibar; Su Ta Gar.

No pareció que ello lastrara la actuación del quinteto pese a que fueron algo estáticos sobre el escenario. El ritmo marcado por Pello Arriola era contundente, directo, con los adornos justos en el lugar indicado. Fue una lástima que no se apreciaran el timbal ni el goliath hasta ya avanzado el concierto. Algo que también sucedió con las armonías que recitaban las guitarras de Ibon Bilbao y el "maestro" Asier Morales. La gruesa base de Mikel Conde se vio lastrada por lo mismo. Al igual que sus imperceptibles coros, los cuales se ahogaban ante las gentes presentes.

Tal y como reza una de sus canciones, puede que fueran esclavos del tiempo. Cuando ya estaba entonándose el sonido, justo en el penúltimo tema, un dueto guitarrístico finalizado en blues dejó boquiabierta a la parroquia mientras todavía estaba rumiando la versión que del "No One Knows" de QOSA realizaron. Un par de temas más hubieran servido con tal de mostrar más a fondo los registros de Nerea. Con una ejecución muy trabajada en sus agudos, parece comprender el abanico de sus tonalidades. Incluso, por momentos, llegó a recordar a Sorkun o Zaloa Urain de Kokein. Pero las comparaciones son odiosas, así que dejemos que siga labrando su camino.

Antes de ello fueron desgranando con fuerza un repertorio trabajado, dando la sensación de tener las ideas claras sobre lo que pretenden hacer. Además, la noche encapotada les respetó y no sufrieron la lluvia. Su colofón sería "Bizitza Baten Zirriboroa", el tema con el que se han dado a conocer y del cual han realizado un videoclip. Grabado y producido por Jon Urriolabeitia, su existencial e intimista contenido rebela la necesidad de seguir avanzando ante lo que depara el día a día. Posteriormente, llegarían los agradecimientos a las txosnas, a los técnicos, al público, a la familia,... Y tres temas más antes de que hicieran acto de presencia los de Eibar.


En definitiva, se trata de un grupo que todavía está por florecer y que tiene trayecto. Algunos los descubrimos ayer, y el sabor de boca que quedó fue agradable. Tocaba, entonces, un pequeño descanso. El plato fuerte de la noche se acercaba. Y lo hacía con un nuevo trabajo bajo el brazo. "Alarma" fue publicado en 2022 y supone su decimosegunda publicación de estudio. Habiendo sido editado por su propio sello, "Jotake Ekoizpenak", surgía la duda sobre si su repertorio estaría centrado en él o abarcarían toda su discografía.

Comenzaron con unos 20 minutos de retraso, el tiempo necesario con tal de que el público lo cogiera con ganas. Y lo hicieron de una forma brutal. El demoledor arranque de "Agur Jauna" dio paso a "Etsi Gabe". La diferencia en el sonido con Ziraun era palpable, pero había que ver cómo avanzaba y si llegaba a un equilibrio. Algo que por desgracia no pasó. Y el mayor damnificado fue Aitor Gorosabel en su voz. Mucho ha evolucionado hasta presentar su actual figura desgastada, pero sabe trabajar sus matices y demostró que está en forma. La lástima fue que por momentos se perdía entre los instrumentos haciendo que fuera difícil su legibilidad.

No sería hasta la sexta canción que comenzara a sentirse la dirección que tomaría el sonido. Y fue en "Horixe Naiz", el cuarto corte de "Alarma". Además, vino acompañado de un espectáculo pirotécnico sencillo, pero muy eficaz en lo llamativo. En ese momento hacía tiempo que tenían encandilado al público. Previamente, "Astindu Egoak", "Herraietan Betirako" y "Angra do Heroísmo" también sirvieron con tal de dar a conocer en directo su última creación musical. Aún así, la audivilidad del grupo dejó que desear a pesar de que la energía y dureza que reflejaba.

Instrumentalmente, Gorosabel y Xabier Bastida demostraron el porqué de ser uno de los puntales del metal vasco. Son muchas tablas las que atesoran desde que en 1987 formaran la banda y en 1991 lanzaran su primer disco, "Jaiotze Basatia". De hecho, posiblemente sean el dueto de guitarristas más reconocido de ese círculo. Además han sabido tirar del carro tras el trágico accidente que sufrió su baterista original, Borxa Arrillaga. Fue sustituido por su hermano Galder en el "Sentimenak Jarraituz" (1996). Este sigue ocupando esa misma banqueta después de que lo hiciera Iban Zugarramurdi en el "Agur Jauna Gizon Txuriari" de 1997 y " Homo Sapiens?" (1999).

Galder regresó antes de la publicación en 2003 del "Itsasoz Beteriko Mugetan". Su interpretación en la noche de ayer estuvo marcada por la energía acometida, pero también por una aparente incomodidad. De hecho, varias veces se pudo apreciar la forma en que trataba de coger una postura adecuada. Estuvo correcto en sus ejecuciones, sobre todo en las composiciones propias. Pero llegó a incluir partes innecesarias en las ajenas. Por poner un ejemplo, en "Gau Iluna Amaitu Da" introducía patrones de doble bombo que llegaban a colapsar el cuerpo del tema. Incluso sucedió al contrario en "Itxaropena"; su simplificación en las líneas de timbales hizo empobrecer la ejecución.

Dejando esto de lado, estuvo fuertemente acompañado por el bajo de Igor Díez. El ex integrante de Kalte lleva ahí desde 2011 y ejerce su labor con maestría. Con un cuerpo redondo y pesado, supo estar en su lugar haciendo que sus líneas fueran un lujo el poder escucharlas. En especial en la épica introducción de "Nazka". Ocupando el octavo lugar en el repertorio, fue precedida por "Ekaitza eta Barealdia", el tema instrumental que abre "Hortzak Estuturik" (1992). Díez se mostró a lo largo del concierto como digno sucesor de Asier Osoro, bajista original de la banda y que dejara sus filas en 2008.

Cartel habido en la página de Facebook de Su Ta Gar

Con el sonido siempre renqueante, a ese tema le siguieron "Jainko Hilen Huartetan", "Emborra", "Atrapaturik Gaude" e "Itxaropena". Esta balada puso más en pie a los espectadores allí congregados mientras las guitarras introductorias de Gorosabel y Bastida parecían llorar a la esperanza frente a la soledad que versa su letra. Además, se hizo más que notorio que la apuesta del grupo no se basa únicamente en lo musical. Esta se apoya, tal y como hemos indicado anteriormente, en un sencillo y efectivo sistema pirotécnico a la vez que el plano de iluminación juega un papel más que destacable. Dependiendo de su objetivo añaden fuerza, rabia o sensibilidad a las canciones que van recreándose.

Le seguirían "Zure aurrean makurtzen naiz" y "Geroaren Hasi Heziak". La primera pecó de errores en su ejecución hacia su recta final, justo cuando las partes limpias son marcadas por el rápido ritmo de batería. Por su parte, la siguiente mostró que en la rabia ante la vida se puede combinar la suavidad con tal de dar paso al que podría ser el mayor himno del grupo : "Jo Ta Ke". Las pequeñas fallas en su ejecución no hicieron mella en el público, quien se sentiría más extasiado aún con "Mari" antes de que el grupo se tomará un pequeño descanso.

Antes de dar por finalizado el concierto regresaron con 5 temas más. "Gau Iluna Amaitu Da" y "Rotaflexa Garraxika" darían pie a que "Infinitoan", la balada que ocupa el sexto corte de "Alarma", relajara a la audiencia antes de que llegara el punto final. Este arrancó con "Begira" en un apoteósico y febril ritmo que seguiría con la guinda del pastel de la velada. Todo la puesta en escena en cuanto a luminosidad y pirotecnia se puso en marcha con tal de que quedara plasmada "Alarma Egoera", el tema introductorio de este último disco. Rabia, cólera y denuncia ante la situación vivida por la pandemia del CoVid y aquello que se afirmaba desde las altas instituciones.

En resumen, se trató de una noche de sorpresas y descubrimientos que estuvo lastrada por el sonido. También por la lluvia que afectó a una parte del concierto de Su Ta Gar en un Paseleku que, sin llegar a abarrotarse, atrajo a bastantes personas. Deja, por lo tanto, la sensación de que un grupo que empieza está trabajando en ello y que espera estar presente el año que viene en estas mismas fechas. Y el poder comprobar que los ya consolidados siguen en forma pese a que dieron las gracias por tener que aguantarles.








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