La Voz de Saruman el Blanco

29/VI/2020

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Mi Voz.

El poder de mi Voz consiguió amansar el temperamento de dirigentes de Reinos enteros. Los convirtió en meros títeres a mi servicio y de esa forma lograr mis objetivos. 

A veces les endulzaba la razón deleitándoles con mi noble presencia; un cuerpo perfecto tomado para mostrarme sin que se pudiera discernir mi verdadero aspecto.

Mi Voz les daba una visión clara de la realidad de las formas. Otras veces les cantaba mediante mi Palantir, ese hermoso instrumento me confería mi verdadera imagen. La del Mesías que acudía a ellos para salvarlos de su propia desgracia e indicarles el camino correcto a seguir. 

Su temperamento se volvía soluble, abierto a mis certeras recomendaciones, siempre con un objetivo claro y que ellos aceptaban sin poner ninguna objeción.

Otras veces tenían a su vera un Consejero que les susurraba dulcemente mis indicaciones. Era la situación perfecta, la más placentera. Ellos estaban sentados en sus tronos y se iban acomodando paulatinamente mientras el Consejero les iba acunando. 

Tiempo después les obsequiaba con un pariente del Palantir mediante el cual empezaba a dirigirme a ellos de forma directa.

En este punto, el Consejero iba tomando poco a poco su lugar mientras los Reyes y Senescales solo relataban mediante su voz lo que yo les iba dictando. 

El Consejero controlaba al círculo de los dirigentes e iba ejerciendo sobre ellos el mismo influjo místico que había embelesado al Principal. Él, el Consejero, era por entonces el Segundo en poder, solo detrás de la todavía invisible y desconocida mano mía.

Entonces, cuando todo aquel círculo hubiera asimilado ya como natural el nuevo orden, leyes y costumbres que se habían implantado para el beneficio de toda la sociedad, hacía yo acto de presencia. 

El Dirigente, que ya estaría adormilado en un profundo sueño, presentaría una imagen desgastada y famélica. 

Solo entonces notarían su estado y ellos, atemorizados ante la posible perdida de su Cabeza Visible, decidirían otorgarme su lugar tras escuchar las sabias y amables palabras de este hacia mi persona.

De esa forma conseguí erigirme en La Voz de estos Reinos. Mientras tanto, en la oscuridad de las profundidades de la tierra iba creando mi ejercito de Uruk-Hais, las criaturas más bellas y perfectas que hayan existido jamás en la Tierra Media.

En un chasquear de dedos eliminé a todos los dirigentes de los Reinos, tanto a los que habían sido convencidos como a las cabezas divergentes y opositoras.

Mi reinado se convirtió en leyenda. La paz del Frío Fuego y la Oscuridad avanzó de forma tan dulce y apacible que cuando se dieron cuenta de lo que había pasado pensaron que estaban en la Tierra del Edén.

Mi Voz.

Mi dulce Voz originó este remanso de paz, equilibrio y prosperidad en este mundo donde no se ve el Sol ni la Luna. Tampoco las Estrellas. Y mucho menos el Firmamento.

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