CON CHANCLAS Y A LO LOCO
Volví mi mirada,
la dirigí
hacia el papel
creyendo imaginar
unos tacones morados.
Pero la realidad
es que sentí
vacíos los pies
mientras les rozaba
el agua de un aguacero.
Pero ya no llovía,
el parqué mojado
hacia mucho rato
que agua no recibía.
Se fue rebajando
el calor que emitía
mientras el agua fluía
entre sus pasillos.
Nada de tacones,
unas simples chanclas
cubrían los pies
con la sensación
de estar desnudos.
Incluso el ropaje
se volvió una tara
al volverse
en un pesado
lastre al contacto.
Pero estaba fresco.
Junto a la libertad
que sentían esos pies
volaría alto el alma
a través del mundo.
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