LA AGONÍA DEL LOCO
Con su mente
a flor
de piel
supuran
los instantes
fatuos
que hierven
su ánima.
Y su corazón
palpita con la fuerza
que ruge el temor.
Suda los nervios
en cada palmo
que su piel
recorre
mientras balancea
esa morada
que apresa
su ánima
y lucha
contra ella
sin saber
el porqué
de su repudio
al caparazón.
Rechaza
su propio ser
y el mundo
que le rodea,
esa estancia
tan lúgubre
con primor
fabricada.
Ya olvidó
aquel día
en que
voluntariamente
ingresó
al notar
un secreto ausente.
Cuerdos,
todos estaban
cuerdos.
Aunque tornaban
locos
a los que
tenían la osadía
de ser
el cuerdo
en su cápsula
de arcos
sanantes.
Como vampiros
que van comiendo la paz
generando el Caos.
"¿Quién,
quién es
el demente?",
se preguntó
mientras
desaparecía...
"Fé,
la Fé
se diluye
al olvido
que crea
esta terapia..."
"Vampiros, vampiros,..."
repetía
cada vez
más débil
hasta que el silencio
dio entrada
al porte
sin vivir.
¿Quién, entonces,
fue el loco
en esta historia
con renglones
al calor
de la demencia?
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