"¡BLASFEMIA, BLASFEMIA!"
La blasfemia
saturó las bocas
de los ciudadanos
igual que la peste
dentro de los cuerpos
en su expandir.
En la plaza,
céntrica ella,
se arremolinaron
todos atónitos
al escuchar
las palabras.
Era incredulidad
lo que germinaba
mientras el orador
brotaba paciente
su fino discurso
delante del atril.
No alcanzaban
a desvelar
su significado,
pues les era ajeno
a la verdad
que conocían.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Le vociferaban
encolerizados
incapaces
de comprender
que más que su mundo
podían nacerse otros
con visiones
diferentes.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Le gritaban
incapaces
todos ellos
de discernir
un poco más
del bagaje
que su visión
hacía sentir.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Era tanto tiempo
viviendo aquellas
tradiciones
y costumbres
que lo que se separara
tornaba enemigo
sin ni siquiera
alcanzarse
a escucharse
tachándolo de falsedad.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Le gritaban
hasta llegar
a hacerle enmudecer
y abandonar
aquel lugar
por ese desplante.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Tiempo después,
cuando todo
fue olvidado,
nadie recordaba
lo que llegó a decir.
Al instante
de aquel acto
incluso no
serían retenidas
las oídas al decir.
Como resultado
fue la amnesia
que surgiría
al primer instante,
tal vez mucho antes,
de dar el comienzo,
y salida,
en ese día
una voz saliente
frente a los oyentes.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
Escucharon gritar
en el mismo sitio,
en el mismo lugar,
luego de días después.
Aquellas palabras
les daba cobijo,
les era familiar
en sus menesteres.
Les hablaba de blasfemia,
y aquella sensación
les hacía sentirse en la paz
luchando lo extraño.
Pero lo que no comprendían
fue el significado,
y eso les hacía sentir más
que estaban seguros.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
La paz reinó
desde entonces
con el grito
de "¡BLASFEMIA!"
vertebrando
las simientes
de aquel mundo
con su alegría.
"¡BLASFEMIA,
BLASFEMIA!"
![]() |
makeagift.com |
Comentarios
Publicar un comentario