La vocalista de Zea Mays deja temporalmente los escenarios por un cáncer
Aiora Renteria ha sido operada con urgencia de un cáncer de útero
Toca descansar y alejarse temporalmente de los escenarios. Esa es la decisión tomada por la Aiora Rentería después de haber sido operada con urgencia de un cáncer de útero. Lo ha hecho público mediante la cuenta de Instagram de su grupo, Zea Mays. Nacida en 1976, la bilbaína ha indicado a través de un comunicado que la vida es un cambio continuo y que al grupo ahora le toca adaptarse a una nueva situación. Afirma que “todo ha ido bien”. La decisión se debe a que ha puesto su “cuidado personal” en el eje central de su vida.
En el escrito, además de desear poder volver a ver pronto a sus seguidores, ha indicado que estos son su “óxigeno”. Ha agradecido todo el apoyo que ha tenido. Añade que la música, la “compañera de viaje” del grupo, está suponiendo “una cura fundamental”. Desde que lo hizo público este domingo por la noche las muestras de apoyo hacia su persona no han parado. Entre ellas se pueden encontrar a Gorka Urbizu (BerriTxarrak), Gatibu, Leire de “La Oreja de Van Gogh” o Izaro, indican Onda Vasca y otros medios de comunicación.
La cantante y el resto de la banda (zea-mays.com) |
Antes de fundar Zea Mays en 1997 se adentró en el mundo de la música con 14 años, cuando entró en su primera banda. Profesora de profesión, se graduó en Magisterio, imparte música en la escuela pública de Zarátamo a niños que tienen una edad comprendida entre los 2 y 12. Estudió cinco años de solfeo y dos de violín. A pesar de lo grave de su situación, el texto emana optimismo. La misma actitud que expresaba en junio de este año, cuando al ser entrevistada por “El Correo” daba su visión sobre el panorama musical después de la pandemia. En ella, a pesar de admitir que se autoengaña, explicaba que estaba deseando que llegaran “los nuevos locos años 20” que se habían anunciado.
Zea Mays ha publicado 10 discos desde que comenzara su andadura en 1997. El último de ellos fue en 2019 y llevó por título “Atera” (Garden Discos). Durante el curso que avanza ha editado dos singles dobles con cuatro canciones en total. En mayo editó “Adore” (“Valor” en castellano), el cual iba acompañado de “Zuk borroka hasi” (“Empieza tú la batalla”). Septiembre fue el mes elegido a la hora de publicar “Kemena” (“Coraje”) y “Inondik Inora” (se podría traducir como “ir de un sitio a otro sin dirección”). Los cuatro temas fueros compuestos por el grupo. “Adore” fue producido por Ricky Falker, mientras fue que mezclado por Jordi Mora. En el caso de “Kemena” estas dos labores corrieron a cargo de Víctor García, quien sería el técnico de sonido y el encargado de la masterización en ambos.
Parte del comunicado (cronicavasca.com) |
Con este parón forzado el panorama musical vasco y estatal se queda temporalmente sin unos de sus chorros vocales más potentes. Capaz de conjurar la melodía más fina y la fuerza, su versatilidad se hizo palpable desde que publicaran su primer y homónimo disco en 1998. Previamente, en abril de ese mismo año, obtuvieron el galardón de “Mejor Banda Euskaldun” en el décimo Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao. Después de debutar en las txosnas de la Aste Nagusia de 1997 fueron premiados en la Séptima Edición del concurso de maquetas de Euskadi Gaztea. Fue publicada ese mismo año y el trabajo contó con siete canciones.
Arantza Rojo y el cáncer de mama
No ha sido el único suceso relacionado con el cáncer que hemos podido conocer hoy. En la edición digital de Diario de Gipuzkoa, perteneciente al Grupo Noticias en el que se encuentra el Deia, mostraban una entrevista a la jeltzale Arantza Rojo. De 50 años de edad, nació en 1971, la miembro del Gipuzko Burur Batzar detalla cómo le fue diagnosticado un cáncer de mama en marzo de este año. Fue en un revisión rutinaria. Hace cinco semanas terminó la quimioterapia. Este jueves comenzará las sesiones de radio terapia. Una de las primeras reflexiones que deja caer es que es “una putada”. Una cuestión de posibilidades que a ella le ha tocado.
Arantza Rojo (noticiasdegipuzkoa.eus) |
En la conversación, que se centra en gran medida en el aspecto emocional que todo ello conlleva, Rojo explica que el 30 de marzo fue operada de un bulto que notó a finales de noviembre de 2020. Cuando las enfermeras le confirmaron que no era líquido, a pesar de que ella misma ya sabía la respuesta, comenzó un agobio de una semana. Su primera reacción fue tomárselo con “mucho cabreo, con agobio, con susto, también con miedo”. Le indicaron que el proceso se basaría en una operación, quimioterapia y radioterapia. Su protocolo de quimioterapia fue largo, “el duro”. En la operación le extrajeron dos ganglios. Al principio pensaron que solo fue uno. Uno de ellos dio positivo. Por eso se tiene que someter al tratamiento más duro y prolongado.
Natural de Hondarribia, Rojo afirma que no puede decir que haya pasado lo peor, “no hay nada seguro”. Tiene que esperar al 20 de diciembre. Ese día le harán un analítica en la que comprobarán los marcadores. Hasta entonces no sabrá “si es verdad que se lo han cargado”. Admite que en su caso no ha tenido que dejar de trabajar. Eso le ayuda a desconectar. El problema viene por la noche, ya que se acuesta pensando en ello y se levanta igual. Sobre la quimioterapia indica que le restaba fuerza ya que afecta a la musculatura del corazón. Esto le impidió poder andar, aunque sigue haciendo deporte, pero no igual que antes. Afirma que está “encantada” con el trato médico y que el sistema sanitario funciona. “Me han operado cuando ha tocado y la atención humana y personal está siendo buenísima”.
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