Confirman el nacimiento asexual de dos cóndores californianos

A pesar de que las hembras tuvieron contacto con machos, los huevos no fueron fertilizados

Un ejemplar de cóndor californiano (Ipfw.org)

La partenogénesis es un método de reproducción que se da en la naturaleza. Tiene una peculiaridad. No es necesario la existencia de un macho. Por lo que al nacer las criaturas, a las cuales se les llama partenotes, solo tienen la herencia genética de las madres. Se trata de un fenómeno que se da en anfibios, reptiles, caracoles, insectos, seis especies de tiburones y rayas,… Incluso se han comprobado casos de ella en pavos, pinzones y palomas domésticas. En estos tres últimos casos las hembras no tuvieron contacto con machos y siempre se trató de animales domésticos.

Debido a ello, los científicos de la “Alianza para la Vida Silvestre” del Zoológico de San Diego (California, Estados Unidos) se sorprendieron al descubrir que dos cóndores californianos (Gymnogyps californianus) nacieron mediante este sistema. No por el hecho de venir al mundo de esa manera, que también, sino porque sus dos madres tenían contacto con parejas fértiles (estas aves carroñeras suelen ser monógamas). Una había tenido 11 crías, mientras que la otra, que habría estado emparejada durante más de 20 años, tuvo hasta ese momento una descendencia de 23. Incluso esta última pareja se reprodujo otras dos veces más después de los casos de partenogénesis.

El descubrimiento cogió a los científicos desprevenidos. En el comunicado emitido por el Zoo de San Diego se explica que el hallazgo se produjo durante una revisión rutinaria. Al analizar las muestras biológicas recogidas durante 30 años observaron que dos polluelos, uno nacido en 2001 y el otro en 2009, no estaban relacionados con ningún macho, pero si con aquellas hembras que habían puesto los huevos. Por tanto serían “huérfanos”.

En peligro crítico de extinción

En 2019 había 525 ejemplares de cóndor californiano, según señala el estudio publicado por “Journal of Heredity” el 28 de octubre de este mismo año. 306 vivían en libertad. El resto, 219, en cautiverio. Esta cantidad de ejemplares supone que esta especie esté en peligro crítico de extinción. A esto también hay que sumarle la baja diversidad genética que habría entre los especímenes. Su casi desaparición se debió a la caza por parte del ser Humano y, sobre todo, por la intoxicación mediante plomo.

Por fortuna, su número ha aumentado desde los únicamente 22 cóndores que se contabilizaban en 1982. Este aumento de ejemplares se debe a un programa que los cría en cautiverio y que posteriormente las devuelve a la naturaleza desde 1988. Para ello capturaron a todos los ejemplares y después de criarlos los han ido soltando a medida que nacen y van creciendo. De esta manera se ha conseguido que nazcan mas de 1.000 cóndores desde esa fecha. Es más, los biólogos estiman que el polluelo que correspondió a ese número nació en mayo de 2019. Hasta este momento han logrado evitar el apareamiento de familiares cercanos mediante un seguimiento basado en marcadores de microsatélites polimórficos que se usa también en el estudio genético.

Un hallazgo fruto de la casualidad

Y es gracias a esos registros genéticos que pudieron certificar el hallazgo. Algo que los científicos no estaban buscando. Según Oliver Ryder, director de Genética de Conservación en el Zoo de San Diego, estaban haciendo las pruebas para poder comprobar la paternidad. Los huevos tenían los cromosomas masculinos que esperaban, los ZZ, pero estos solo habían sido heredados por parte de sus madres. Cynthia Steiner, la directora asociada de la División de Investigación de Conservación, añade que creen que es la primera prueba de un caso de partenogénesis en aves silvestres donde la hembra y un macho conviven.

El estudio señala que la partenogénesis, por norma general, se ha considerado como limitada, filogenéticamente restringida y que puede producirse en grupos de poblacionales reducidos en diferentes especies. Podría llegar a reducir la carga genética originada por el parentesco. Aunque también indica que, si esta aumenta, habría que estudiar el aumento de la endogamia. También plantea la duda sobre si se produce en otras especies, sobre todo en aquellos ejemplares que están en libertad, ya que es bastante difícil de detectar.

¿Es algo recurrente?

Lo que pretenden los investigadores a partir de ahora es saber si la partenogénesis es algo recurrente, tal y como señala el estudio, y si formaría parte del “esfuerzo reproductivo general de la especie”. Para ello el monitoreo genético debería ser constante, ya que el hecho de que el Ser Humano interactué con ellos a la hora de reintroducir a los criados en cautividad puede ser clave a la hora de descubrir si este fenómeno reproductivo solo se da en aquellos criados en falta de libertad.

Otro factor que puede ayudar a resolver el dilema sobre si es algo recurrente serían los ejemplares de los especímenes ya fallecidos que están en los museos. Mediante un análisis genético se podría entender mejor su variación genética y, por tanto, descubrir la frecuencia y qué factores habrían determinado los casos de partenogénesis. Todo ello ayudaría a resolver el misterio de estos dos cóndores.

El primero de ellos, el nacido en 2001, vivió 781 días y fue liberado con 558. El otro ejemplar no fue nunca liberado y logró vivir 2915 días, casi 8 años. Este nació en 2009. Ambos estaban enfermos. El cóndor californiano puede alcanzar una vida de 60 años. Con la capacidad de volar a 80 kilómetros por hora y recorrer distancias de hasta 160 kilómetros con la finalidad de encontrar alimento, esta especie animal suele reproducirse cada dos años, poniendo un único huevo. Tras 57 días de gestación nace un polluelo que es capaz de volar a los 5 o 6 meses de vida, pero que permanece en las inmediaciones del nido durante su primer año. No abandonan a sus progenitores hasta el segundo.

Por tanto, lo que a partir de ahora se quiere descubrir es si la partenogénesis se da únicamente en los ejemplares en cautividad o en ambos. Además de la regularidad en que se habría producido y en qué circunstancias.

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