EL LEGADO DE LOS INMORTALES
Será que no creo en la inmortalidad,
al menos en la forma que le concede
lo que llaman una vida eterna.
Aunque resulta haber gentes que trascienden
ese fenómeno por sus obras
a modo de lo que conocemos por legado.
Aunque este de raíz fuera cortado
por el simple hecho de escribir
habiendo resultado incómodo
por exponer lo que debía de callarse.
O querer encontrar un camino
ajeno al cómo has de vivir
en los parámetros prefijados
que dictan el ser de las personas de bien.
Y si es que existe, cada victoria
es de aquellos que fueron rotos por arte
que corazones guillotinaba.
Aunque desde las esferas lo negasen
cuando exclamaban que ningún poeta
tuvo el destino de haber sido callado.
Será, entonces, que la inmortalidad
existe hacia aquellos que fueron segados
por una guadaña que suele pudrirse
desde que averigua cuál será su función.
Será, entonces, que la inmortalidad
existe hacia aquellos que serán soñados
porque en sus sueños lo de callarse
era mucho peor que acabar en un pozo.
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