DE LA MÚSICA SIN POSEEDOR
Alguna vez me pregunto
si han de tener dueño las canciones.
Y no me refiero al creador,
(o compositor, si lo prefieren)
sino al hecho de que sirven de palanca
al llegar a las más dispares personas.
Con ellas conocemos sentires,
formas de pensar y de abandono,
paisajes que nunca imaginamos
y el corazón de algún que otro lugar.
Se vuelven un portavoz, entonces,
del sentir que podría ser abrigo
en el verano más caluroso
al ya florecer la primavera.
Sería que son de nosotros
sin la posesión siendo un anclaje.
Pero el debate sería otro
cuando entra la economía con poder
reflejado, quizás, en listas de ventas
mientras encajonan su naturaleza.
Comentarios
Publicar un comentario