EN EL TERROR DE LA NOCHE NO FLORECEN LAS FLORES
En el terror de la noche nace la luz. Pero esta es siniestra, nauseabunda, como sólo el olor de la muerte puede inundar el color del vacío. En ella no florecen las flores; y la luz resulta ser fría, incapaz de sombras surgir. Y calla lo que se pueda decir con bandera en la ignominia y los sufrir de los sauces. En el terror de la noche nace la luz. Pero es profundamente artificial y de toda la vida carente mientras esta misma va segando. En el terror de la noche mecen la luz. Pero esta entonará tristes nanas que no silencian todo el desastre pese a tratar de disimularlo. En ellas no florecen las flores; en realidad se marchitan hasta llegar a su extinguir. Así callan lo que habrían de decir; envueltas en la hipocresía de "verdaderos" valores. En el terror de la noche mecen la luz. Y no presentan ritmo ni compás, sólo la careta de la muerte regocijándose en un negocio. En el terror de la noche se nos pierde la luz, aunque esté a miles de kilómetros y parezca que con nosotro