LOS POROS DE LAS EMOCIONES
Desde la piel...
por los poros
supuramos
emociones.
Buenas, malas...
a través de
ellas salen...
pese a que el supurar
no fuera el término
más correcto.
Una risa...
un berrinche...
o estar triste...
nos muestran el alma
aunque la escondamos
en un cajón.
Y se sienten
recorriendo
cada rincón
que nos cubre.
El espejo...
es reflejo simple:
algo frío, artificial,
hacia el que tendemos
a recurrir
menos veces
de las necesarias.
Y las emociones
las muestra tal que así:
frías, artificiales...
porque lo que vemos
ni siente ni padecerá.
Aunque pueda escocer
lo que notamos ahí:
algunos retales
de lo que un día fuimos
y en las mañanas estará.
Algún verso...
algunos que viven
cuando la memoria
se muda a los poros
de ese sentir
que estremece
cada hora que pasa.
Y es que esta, nuestra piel,
los resguarda
hasta reflejarlos
en un ¿simple? papel
que refleja
un ¿simple? acto de amor...
... al estremecerse
por saborear
cada centímetro
que cubre la mente
y las nalgas
al salir la pasión.
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