CUANDO DESGASTÓ MILLAS

Le dio por caminar.

Y, aunque no sabía su por qué,

cogió los bártulos

y descorchó

la distancia

que pretendía

desde su esfuerzo recorrer.


Fue gastando millas

mientras iba apropiándose

de todo lo que vio.

Sin embargo

lo cedería

al que vendría

por detrás en el paseo aquel. 


Y se maravilló

ante la idea

de que cualquier otro

contemplara

lo mismo que él.


Por las sensaciones

parecidas

a las que había percibido


en las estaciones 

que pasaban

a ras de cada minuto. 


Entonces descansó.

La mañana

despuntaba a lo alto

y bañaba

en la tarde. 


Llegaría la noche,

pero quedaría aún un largo tiempo

con tal de aparecer verla

y sus estrellas por sentir.


Pero, hasta ese entonces,

todavía habría de quedar un trecho

más que grande por caminar

y mucho más por descubrir.

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