A vueltas con las mesas sucias en hostelería

Un tiktoker describe la surrealista lección vital de un progenitor hacia estas

boredpanda.es

Tal vez recurrir a Asuntos Sociales pueda parecer exagerado. Pero lo que relata el tiktoker the_bingo_boy podría llegar a considerarse digno de un estudio sociológico. Sobre todo por lo que pretendería inculcar un progenitor a su vástago hacia las actitudes que debe mostrar al momento de acudir a un local hostelero. Y ello va más allá de si el cliente debe tener siempre la razón; trata sobre un hecho que aquellos que trabajan, o han trabajado, en el sector comprenderán a la perfección. Y suponemos que la mayoría de la clientela que no ha ejercido en él también.

Puede que se trate de empatía, o de la falta de esta. De que un camarero no es un sirviente del consumidor o parroquiano para estar ahí con tal de satisfacer las necesidades, o caprichos, del último. Se trata de un asunto que va más allá del mero hecho de mover las mesas, ya sea de una terraza o un comedor, sin el consentimiento del local. Va sobre cómo educamos a nuestros hijos (el que los tenga) y sobre las actitudes que deben mostrar; ya sea con el ejemplo mediante, y conversaciones, o visualizaciones de posibles situaciones.

Pero pongámonos en situación. El documento en cuestión lleva por título "Asi nacen clientes toxicos" (sic). Y aunque ya puedan haberse hecho una idea sobre qué versa el asunto, procuren no sacar conclusiones precipitadas. Esperen hasta el desenlace. Comenta el tiktoker que se encontraba en la terraza de un bar tomando un café. Según relata, mientras estaba tranquilamente, llegó un varón con su hijo. Este tendría unos 12 o 13 años, "más o menos". El hombre observó la "terrazita" de "cinco o seis mesas" que estaban libres. Entonces, señala, comenzaría la lección vital del padre.

El porqué del sarcasmo del que tiró en cuanto a los Asuntos Sociales podrán comenzarlo a comprender a partir de ahora. "Mira, hijo", comenta que arrancó el hombre. "Tú, cuando vayas a un bar, tienes que mirar un poquito las mesas. Y en esa mesa donde veas algún vaso sucio, plato o algo, es donde te tienes que sentar porque eso implica que el camarero saldrá a recogerlo y, así, te tiene que tomar nota". A continuación, el joven influencer procede a imitar la risa que habría emitido el padre. Está, por cierto, sería altiva y llena de orgullo por la disertación que acababa de ofrecer a su descendiente.

Quizás recurrir a esa ámbito institucional que pretendería mejorar el bienestar ciudadano sea exagerado, ¿pero estamos seguros de que queremos que los adultos del mañana tengan esa misma actitud que presentaría esa persona? A ustedes les corresponde la respuesta. Por su parte, el ponente pide a ese maduro que si le pegan en la oficina con el teclado que lo diga. Y es que no pasaría nada, todo tiene solución. "Pero no les enseñéis esas cosas a los niños, que se convierten en lo más odiado del gremio de la hosteleria". ¿Y si trasladáramos esas actitudes al día a día? ¿Aunque sea a un mero paseo por un parque?



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