UNA MESA EN EL TECHO
Una mesa fijada en el techo,
y el café listo para servirse.
Las leyes físicas son ausentes,
y la normalidad es un mito.
Las notas de algún canción
presiden los jarrones
inundando la paredes.
El frío nunca se presentó,
pues no quería que se viese
que otro mundo es posible.
El café se va sirviendo él solo,
y las tazas llegan a llenarse.
No rebosan, llenándose siguen,
y las notas cantan en su ascensión.
La fortaleza del débil
es la esencia de su lucha,
eso que lleva a ignorar
el tener que sobrevivir.
Y este contempla la mesa.
Desaparece el subsistir,
también la fiebre que es febril.
Se palpa la tranquilidad.
Lo ordinario presiente su ocaso,
y a borbotones lo raro fluye.
Las normas ya no estarán presentes,
y menos los que las impusieron.
El café será una canción
que de las notas carece,
pero que a la par florecen.
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