LA PERSONA QUE QUERIA CREAR
Y creaba sin importarle
el juicio que tuvieran,
sobre ello,
los otros.
Y es que él, o ella, simplemente,
dirigía su fuerza a crear.
Era ello
su mundo.
Decoraba su mundo.
Y pretendía
hacerlo también
con el de los otros.
Deseaba darles color.
Dar alegrías
a los más tristes
que sentían el mundo.
Tal vez lo consiguiera.
O puede que no.
Pero el suyo lo sentía
más colorido que antes.
Aunque nunca escuchara
lo de los otros.
Su mundo sí florecía
con mágicos colores.
Y eso,
en el fondo,
era lo que importaba.
Y eso,
en el fondo,
hacía que el Sol bañara.
Y eso,
en el fondo,
era lo que buscaba.
Y eso,
en el fondo,
le acercaba a la Luna.
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