TANTO TARDÓ...
Tan perdido estaba
que, sin saberlo,
recorría
el camino
adecuado.
Sin saberlo,
o notarlo,
recorría
sus objetivos
en la inconsciencia.
Andaba,
caminaba,
creyéndose
sin rumbo...
inmerso
en la suerte
que recreaba
ajena.
Mucho tardó,
demasiado,
en comprender
que lo que logrado había
a él se debía.
Mucho tardó,
demasiado,
en entender
que sería aquella odisea
la propicia.
Demasiado,
mucho tardó...
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