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Mostrando entradas de abril, 2025

El "QUÉ" DEL CAMINAR DE LA IMAGINACIÓN

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Quizás tendríamos que alimentar la imaginación.  Y abonarla no vendría nada mal. Entonces veríamos la forma en que crecen las historias que nos hacen ser nuestro "Qué". Un "Qué" venido de la raíz de nuestro corazón. Un "Qué" que va llenando nuestra alma. Un "Qué" que después alcance a compartirse sin que el tiempo llegue a poner sus límites. Saborearíamos las leyendas orales y descubriríamos cómo se transforman dando lugar a diferentes relatos. Aunque nos percatemos del común núcleo que por todas sus venas suele caminar como si fueran unos místicos genes. Tendríamos los que fueron dados en papel como el acto de fijar una memoria que seguiría en el nacer tecnológico.  

LAS FORMAS DE LAS RAÍCES

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Repican las campanas en lo lejano anunciando alguna festividad. Además, resulta ser martes y trece, pero a la gente no parece importarle. ¿Será que optaron por dejar atrás aquello que les ata a lo místico? Pero si te fijas bien, sólo si te fijas bien, la misma fiesta su nacer conmemora desde la raíces que son lo religioso. Aunque con un traje lo haya disfrazado con tal de disponerse de otra apariencia. Pero si te fijas bien, sólo si te fijas bien. Y la gente festeja siéndole ajeno lo más profundo de las entrañas expresadas en un frenético baile. Y este fue forjado con tal de expresarse dentro de las imperantes normas, pues fuera de ellas no florece el espacio. Pero si te fijas bien, sólo si te fijas bien, verás que sucede lo mismo con el folclore. Da igual, da igual que sea un diminuto pueblo o un Estado anclado en sus fronteras. Sólo se trataría de una liturgia latente buscando fundamentar determinadas raíces. Y con esto no estoy negando derechos: digo que las formas son las mismas.

Saruman y su perspectiva ante una reunión con los Istari

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Aquel viaje le estaba destrozando. Y no era por el hecho de recorrer miles de kilómetros sobre aquel caballo (algo que, por cierto, hacía estragos es sus sangrantes hemorroides), sino por tener que abandonar su confortable morada y encontrarse con unos magos que, en su fuero interno, no soportaba desde hacía mucho tiempo. Aunque lo de Gandalf lo llevara con entereza. Incluso con humor. Lo veía de vez en cuando. Y cuando sucedía se entretenía dándole de beber un poco más de lo necesario. Aquello hacía que al de las grises barbas le diera por bailar una estrambótica danza que le recordaba a la del Sombrerero Loco. Respecto a los dos Azules se congratulaba con la idea de que estuvieran en lugares inhóspitos y perdidos de la Mano de Ilúvatar. Su misión les llevó a parajes tan lejanos que pensar en que pudieran fallar en su cometido le daba paz. Y por qué no decirlo: agrandaba su ego y le sumía en un reconfortante orgasmo. Pero lo de Radagast... aquello no tenía nombre. ¿Cómo osaba ser un I...

BASTANTE CANTAN DESDE SU "CAUSA"...

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No me hables de Dios, menos aún de banderas. Si llegase el momento ya estaré frente a él. Y respecto a las otras, desde el respeto, me quedo con el calor que suele emanar desde las tierras que una vez caminara. Incluso habiendo enarbolado algunas de aquellas  en fechas puntuales o desde los sentidos de lo que pienso. Entonces, no me hables de ninguno de ellos. Bastante ya cantan algunos que no verían más allá de su "causa".  Mejor disfrutar de una pequeña charla. De las que se cargan de cosas triviales y suele haber lugar para los suspiros. De las que van arrancando a las mañanas y llegan a la tarde en medio de velas. 

LAS COSTAS QUE PRESIDEN LOS TIEMPOS

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En el venir de los caminos extraños... hay cabida a las sorpresas; ya sea conociendo los nuevos parajes o con las sensaciones que se repiten. Aunque, quizás, sólo tal vez, cada cruce sea la ventana que abrimos en un nuevo amanecer que se presenta. Quizás lo hace despertando la esperanza resguardada en los silencios que van pregonando el llegar de la tarde. Y estos las cantan sin ninguna pretensión... aunque con una sonrisa. Unas sonrisas que sus rostros les cubre llegando más allá de lejanos mares. Y estos, los mares que resultan ser calmos, congratúlanse con el fluir de su oleaje al ir moldeando las rocas que encuentran en las orillas de cada costa tildada de "salvaje". Y estas, las costas que presiden los tiempos, suelen contemplar el caminar de gentes al igual que ya lo hicieran con seres de eras pasadas que podrían seguir andando por su sangre.

LAS CANDENTES ENTRAÑAS EN LO ONÍRICO

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Estando sumergido como estaba en aquella canción le dio por retroceder a otras edades. Y volvió a sentir lo mismo que sintió la vez que leyó aquel libro por vez primera bajo ella. Un inmenso mar de sensaciones de él se fue adueñando, aunque sin haber siervos ni amos regentes. Era sólamente él al son de sus pasiones surgiendo como si frágiles flores se trataran. Paulatinamente, poco a poco, fue introduciéndose  en un mundo de lo onírico carente de fronteras en lo que concierne a la imaginación y sus límites. Fue abrazado por una paz que pensaba inexistente y que le sorprendió por todo aquel calor que emanaba a través de lo profundo de sus entrañas candentes.

El concierto en un mundo sin enfermedades (VI)

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Mientras Armando oteaba por la ventana fumaba de la pipa y bebía el vino. Lo hacía en silencio. Parecía meditar a la par que, de vez en cuando, sus invitados dirigían su mirar hacia él. Suspiró y se dio la vuelta dirigiéndose a la mesa con tal de coger una manzana. "Tranquilos, no tengáis prisa". Sacó un pequeña navaja que tenía en el bolsillo de su pantalón y fue despojándola de la piel con el filo. La comió en pequeños trozos que partía con el instrumento cortante. "Es uno de los pocos caprichos que suelo darme", dijo con una voz profunda, pero sin levantar el tono. Lo hizo de tal manera que casi no pudieron escucharle. Cuando terminó de decir esto fue a la cocina. Agarró dos tazas de cerámica y la cafetera. Los llevó a la mesa y les sirvió café. "No digáis que no. Tomároslo. Os vendrá bien". Tras esto, volvió a sentarse y esperó pacientemente a que acabaran. - Estaba pensando cómo deciros lo que tengo que deciros. Así que comenzaré desde el principio. ...

El lamento de la Tierra al recordar...

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16/VII/2020 Se purifica la Tierra mientras parece que esta llora al tratar de encontrar la paz. Sueña con poder contemplar de nuevo sus prados verdes siendo ajenos a los que un día tuvieran que convivir con esas enormes murallas de hierro que parecían irradiar toda su rabia mediante enormes nubes negras que ascendían hacia el infinito en busca del Sol sin poder abandonar el pequeño lugar en el que posaban. Rememora esos cristalinos ríos que solamente perdían esa característica cuando la fuerza de la lluvia arrastraba la tierra y esta se zambullía en ellos. Los nadadores que en esas aguas había sentían el fluir del líquido primordial mientras pululaban de aquí para allá buscando el alimento necesario para subsistir; o escapando de los depredadores que los necesitaban para poder ellos también continuar. Recordaba la luminosidad del verde y florido aroma que emanaban los oasis en mitad de aquellas áridas zonas donde las más hermosas flores crecían incluso en mitad de donde parecía no habe...

DESDE QUE EL MUNDO SE VOLVIÓ MUNDO

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Prohibieron imaginar... y escribir. Pero para ello necesitaron de las dos acciones. Prohibieron odiar... y también sentir. Pero para ello es un requisito ambas sensaciones. Sino cómo es que podrían identificar aquello que se pretendería modelar. Prohibieron leer... y también imprimir. Y lo que finalmente lograron fueron emociones. Un instinto que les dominara sin haber un lugar a la calma. Prohibieron hasta prohibir el prohibir. Y se volvieron los censurados de su propia cura. Celebraron su propia derrota al volverse ciegos creyendo poder ver siendo unos sordos que fabrican canciones de las que no sienten su concierto. Ondearían su elegante bandera cuando el frío más atroz sus almas cubriese sin notar que de abrigo podía valerles esa tela cosida en verano. Les dio por eliminar la gula con la proliferación de los banquetes en costumbre de tener que comer de pie ya que decían digerirse mejor. Y alterarían el Sol por la Luna al dictar que con uno era suficiente en el firme pasar de las es...

SERÁ QUE LOS MEJORES REGALOS SUELEN SER...

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De qué me sirve regalarte un ramo de flores si, al final, se acaban marchitando  y tiradas al cubo de la basura. Quizás, lo mejor sería que tuvieras recuerdos que, en ocasiones, sacaras y a tu sonrisa pintaras con tal de iluminar un instante. Pero estos no deben significar todo un mundo. Quizás una brava pieza que hasta el cielo se elevara sin ansiar ser la Torre de Babel. Y ello porque lo que dicen "egolatría" en ti jamás ocuparía espacio. Di, entonces, que no tengo que regalarte flores. Que están mejor en un jardín, o en verdes campos silvestres, mientras son polinizadas en un ciclo que parece Eterno pero que se transforma en el Tiempo. Que no se hicieron para tí  aunque goces del perfume que les otorgó la vida prácticamente sin proponerlo en un fino giro del Destino. Y si me pides que te cuente lo que guarda mi corazón... déjame un tiempo con tal de mostrarte las piezas. Ten por seguro que en ellas habrá flores... y que nunca llegaron a estar marchitas ni que necesitaran d...

Helena escribía su nombre con "h"

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Llevaba cuatro días sin dormir. Estaba exhausta. Poco tardaría en hacerlo, pero no quería. Ni lo deseaba. Ansiaba estar en aquella situación. Anhelaba no despertar y conservar su figura; la anatomía que poseía en aquel momento y no tener que dejar atrás a la persona que tenía a su lado. No, no estaba enamorada de él. Pero perder aquella intimidad que le había costado seis meses era un sufrimiento. Desde hacía dos años no había estado tan cerca de alguien. Quería preservar el calor de su compañía. No volver a sentir el frío del despertar siendo el mismo individuo con otras formas. Con otro cuerpo. Con otro sexo. Con otra mirada. Por lo menos conservaba dos cosas de su vida pasada. Una era su personalidad. A pesar de los continuos vaivenes y la oscuridad en la que estaba sumergida la seguía manteniendo. No había cambiado pese a los altibajos que sufría. Pese a los intentos por dejarlo todo atrás ante el profundo sufrir que padecía. La otra era su nombre. Helena, con "h". Siempr...

El concierto en un mundo sin enfermedades (V)

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Lo que vio la dejó petrificada. ¿En serio aquello era el mundo real? ¿No sería otra recreación? Mientras corrían y corrían por las calles de aquella ciudad prácticamente derruida no podía dejar de pensar en ello. Su interés la agarraba de la mano a la par que indicaba que lo hiciera cada vez más rápido. "Corre, tenemos que llegar a algún lugar que esté protegido", le dijo entre jadeos por el esfuerzo. "¿Dónde vamos?", le espetó. "¡No lo sé! ¡Sólo corre!". Siguieron haciéndolo hasta que encontraron la entrada a un puente que atravesaba la parte baja de varios edificios. Una vez dentro, y tras cerciorarse de que nadie les seguía, se sentaron en el suelo con la intención de recuperar el aliento. - ¿Este es el mundo en el que vivimos? - Tiene toda la pinta de que sí. Pero debemos mantener la calma. Tengo que contarte algo. Le miró sorprendida. "¿De qué estás hablando?". - La manzana. La clave está en esa manzana que dijiste que podías saborear. Fue ...

La reflexión de Krilin antes del combate

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09/VII/2020 Mirábase Krilin su cráneo mondo y lirondo frente al espejo. Se había vuelto a afeitar la cabeza después de años en el cuerpo de Policía y dejar prácticamente las artes marciales. Se acarició el desnudo cuero cabelludo después de tanto tiempo. La verdad es que había seguido entrenando. Seguía en forma. La vida familiar junto a N. 18 y Maron no le había pasado factura. No acostumbraba a hacerlo al mismo ritmo de antaño, pero sus rutinas habían permitido que no hubieran disminuido sus habilidades. Aunque no ejercitara su forma física como tiempo atrás, sí que practicaba más la meditación y la recreación de combates. Esto le permitió elaborar nuevas técnicas y perfeccionar las antiguas. Era consciente de sus grandes limitaciones frente a los guerreros saiyanos y namekianos, por lo que escogió invertir sus esfuerzos en tácticas que fueran sorpresivas y rápidas con tal que derrotar a los enemigos. Eso le diferenciaba, por ejemplo, de Ten Shin Han, quien siguió entrenando como en ...