ENTRE TRAGO Y TRAGO
Solía sentarse en la esquina del bar.
Entre trago y trago pasaba los ratos
como si no le importasen.
Como si no le importasen
solía matar el tiempo entre trago y trago
en el darle vueltas a sus cosas.
Se decía que podía elegir lo que bebía.
Que esa "libertad" era un curioso
elemento que solía ofrecer la oferta
en pos de lo que los instintos nos demandasen.
A veces, le daba hasta a la filosofía.
En estas alcanzó una conclusión:
esta era que nadie nace esclavo,
pues esa condición se nos es impuesta
desde que el día a día no podemos escoger.
Desde el momento en que la misma codicia
transforma en objeto al individuo
con tal de facilitarles a otros
lo que habría de ser la exquisita existencia
al regirse las personas por niveles.
Incluso suprimiendo las categorías
al convertir a algunos en "cero"
aún más pequeño todavía que la suma
de todos sus cómputos habidos en márgenes.
Solía sentarse en la esquina del bar.
Entre trago y trago pasaba sus ratos
como si no le durasen.
Como si no le durasen
solía distraer el tiempo entre trago y trago
con sus cosas y la filosofía.
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