Cuando vivimos con los dinosaurios
Jim Henson nos permitió pasar alguna que otra velada junto a ellos
20/VI/2019
Puede que pocas veces una introducción de una serie de televisión pareciera al principio tan terrorífica. Sobre todo si después da paso a uno de los productos televisivos más hilarantes que han sido vistos en su parrilla llegando a ser uno de los sueños vueltos realidad de Jim Henson (1936-90). Aunque fuese tras su fallecimiento.
Y es que el creador de «Fraggle Rock» nos planteó una comedia de situación protagonizada por dinosaurios. En ella narraba la vida diaria de una familia de estos seres con dos hijos en el instituto. Además de otro recién nacido que martirizaría a su padre mientras la suegra trata a este último con más "cariño" todavía.
Durante cuatro temporadas (el capítulo piloto se emitió en abril de 1991), la serie hizo las delicias y provocó las risas del público con unos datos de audiencia más que exitosos. Y en aquellos tantos calendarios de emisión trataron temas como el racismo, la homofobia, política, acoso escolar, religión, la situación de la familia tradicional, la relaciones laborales,...
También el ecologismo. Algo que, sobre todo, fue plasmado con nitidez en su último episodio. Pero, a pesar de la fidelidad del público hacia la serie, esta tuvo que finalizar abruptamente debido a los excesivos costes de los "animatronic" utilizados para recrear a los protagonistas. Por ello, idearon un desenlace que dejó pasmado a sus seguidores.
Earl Sinclair, el progenitor del clan, trabajaba en una empresa que controlaba todo el mundo. Este emporio que vino a llamarse «PorqueYoLodigo» usaba y explotaba los recursos naturales sin ningún tipo de escrúpulo ni control. Y de esta forma, cuando llega la época de migración del escarabajo pelotonero (eran unas fechas de jolgorio y algarabía para la comunidad) se dieron cuenta de que sólo quedaba un ejemplar de la especie.
De denunciar todo esto se encargará Charlene, la hija de Earl y Francine, mientras iban notándose los resultados en el clima y ecosistema tras el incontrolable crecer de las enredaderas. Como medida para solucionar el problema, el despota jefe de Earl, Richtfield, propondrá una serie de desastrosas ideas pretendiendo hacer frente a la situación.
Por desgracia, o gozo, (y a la postre traumática terminación) del espectador, cada una de ellas será más disparatada todavía. Finalmente, el universo del que disfrutaban los Sinclair va desapareciendo hasta verse sumido en la más oscura y fría oscuridad. Todo seguiría bajo la niebla y con temperaturas bajo cero. Aunque, quizás, nuestra especie, la del Homo Sapiens, sobreviviese en esa distópica realidad alternativa.
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