RECETAS

Sal y pimienta

con un poco

de jugo de limón 

sobre la cima

de algún plato

hecho desde el primor.


La brocha que baña

una fría pared

dándole calor

en el misterio

que suele envolver

la nueva mañana.


Y el sinsentido 

poniéndole orden

al que proviene

desde su nicho.


La luz del crudo

invierno vierte

todas sus raíces

por el verano.


Esta misma avanza

sin que se note

o la ignoramos 

por lo tópico 

que la envuelve 

por ser cotidiana. 


Y su belleza 

es silencio 

por ese edificio

que se levanta

en lo diario

que nos transforma en frío.


Entonces la búsqueda

del calor se vuelve 

una aventura por devolvernos

a la salida de los instintos 

por los que se siente 

hasta nuestra misma alma.


Y puede ser eterna

esa vorágine 

en aquellos que buscan con celo

ese respirar sin pretenderlo

mientras se florece

 una lluvia en la calma.

nuestropsicologoenmadrid.com










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