NARCISO
Dime, Narciso,
qué te hace venir aquí
si nadie te ha llamado.
No querer saber de ti
ha sido arduo trabajo.
¿Quién te ha llamado?
Siempre hemos recordado,
aunque fuera como anécdota,
a todos los artistas
que eternamente te evitaron
y negaron ser poetas.
Dime, Narciso,
¿quién te ha enviado?
Esos mismos
acabaron en cárceles,
también en las frías cunetas.
O murieron
debido al arma del hambre
por negarse en alabanzas.
Dime, Narciso,
de tu rudo embrujo aquí
el porqué de su razón.
Tu figura es tan grácil
en su ser embriagador…
¿Quién te ha llamado?
Enseñas tus senderos,
tan fáciles en su apariencia,
y llenos de belleza
carente de la firme pasión
de los que no te alaban.
Dime, Narciso,
¿quién te ha enviado?
Tus misterios
rezan artificios simples
del seductor que depreda.
Esos mismos
que nos lucen de inmortales
en el disfraz de la fragua.
Dime, Narciso,
¿quién te ha llamado?
¿quién te ha enviado?
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Jan Cossiers, 1636-38 (museodelprado.es) |
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