THE WHITE STRIPES Y “JOLENE”, DE DOLLY PARTON

 A pesar de que se pueda pensar que sus dos estilos musicales serían completamente opuestos, Jack y Meg White firmaron una magnífica versión del clásico de la primera


No es necesario ser un melómano para poder disfrutar de la música. Tampoco un experto que centre su atención en su historia y los diferentes vericuetos con sus raíces a la hora de amarla. Incluso usted podría ser una de esas personas que no gustan de ella. Pero una de las cosas más curiosas que esta tiene es que, en muchas ocasiones, se llega a disfrutar de una canción sin conocer la identidad de su autor. Puede que incluso reconozcan la valía de un compositor o grupo sin llegar a haberlos escuchado. Y eso por las referencias que de ellos hacen los músicos que son de su agrado.

La música por sí misma es uno de tantos lenguajes de los que dispone el Ser Humano con tal de comunicarse. Mediante sus diferentes géneros el músico expresa sus impresiones, sentimientos, pensamientos,… Es tal su capacidad de trasmisión que es capaz de hacernos sentir las emociones que de una canción emanan incluso si somos desconocedores del lenguaje en el que se comunican las letras que la acompañan. Algo mágico que resulta realmente fascinante cuando la pieza musical es instrumental y, por tanto, carece del componente letrístico.

Permítannos adentrarnos en el mundo de las versiones. Un aspecto que dispone de un halo grandioso por la forma en que un autor puede conferir un cuerpo completamente diferente la pieza de otro. En esta ocasión quisiéramos referirnos al tema “Jolene”. Esta pieza, que abriría el decimotercer (13) disco de la estadounidense Dolly Parton, fue versionada por sus compatriotas The White Stripes. Corría el año 2000 y vio la luz al ser incluida en el single “Hello Operator” de su segundo trabajo de estudio, “De Stijl”.

Pero antes de centrarnos en el asunto que nos compete quisiéramos indicarles algo. Tanto Dolly Parton como The White Stripes son para este que escribe estas líneas un ejemplo de esos músicos que, debido a diversas circunstancias, nunca se ha llegado a profundizar en su trayectoria y que, pese a ello, considera muy fructíferos en su más que interesantes trayectorias. Tanto la primera como los segundos son de esos artistas que se intuye que son ellos nada más comenzar a escuchar algún tema suyo. Su personalidad es más que palpable en cada pieza de sus trabajos.

Dolly Parton (lavanguardia.com)

Aclamada por ser una de las voces más hermosas dentro del country, su tonalidad pop la ha empujado a llegar a vender más de 100 millones de discos en todo el planeta. Dolly Parton es una leyenda musical que comenzó a despuntar tras comenzar a participar en 1967 en el programa televisivo The Porter Wagoner Show. De hecho, su primer disco se editó ese mismo año y su título fue su manera de presentarse; “Hello, I’m Dolly”. De ahí en adelante comenzó una carrera, con altos y bajos, que le ha otorgado el calificativo de “La Reina del Country”.

Por otra parte, el dúo que “The White Stripes” formaron entre sus siete discos logró que sean una de las bandas de rock de garaje que más se recuerdan. Durante su periodo de actividad, que va desde 1997 a 2011, nos regalaron unos envoltorios que se basaban en las guitarras crudas, directas, en ocasiones psicodélicas o heavys, incluso pop y punk, además de experimentales. Todo ello de la mano de la inconfundible y tan personal voz de Jack White, la cual iba apoyada en los coros de Meg White y esa forma tan sencilla, minimalista y efectiva que tenía a la hora de tocar la batería.

Como hemos comentado anteriormente, la canción original abría el disco que lleva ese mismo nombre y fuera lanzado al mercado en febrero de 1974. Previamente había servido de adelanto, ya que se dio a conocer en octubre de 1973. El single también incluía en su cara “B” el tema "Love, You're So Beautiful Tonight", cuya autoría pertenece a Porter Wagoner y cerraba su anterior trabajo, el “Bubbling Over”, también de 1973. Fue, sin duda alguna, una gran elección, ya que esas dos canciones irradian una belleza extraordinaria.

Jolene” se trató de un tema country que estaba dulcificado en su texturas mediante la suavidad del pop. La crudeza que puede llegar a alcanzar este género en los riffs de guitarra fueron embellecidos con unas finas melodías. Estos eran acompañados por un bajo que se alejaba de las clásicas estructuras habidas en él al refundirse en el último. Todo ello sin olvidar sus intrínsecos efectos de guitarra mientras el dulce ritmo de la batería va atemperado con unos breves compases de percusión que dan fuerza a la historia que narra Dolly Parton.

Ella, en una muestra de gran interprete, se sirve de todo el marco musical a la hora de reflejar brillantemente el llanto de desespero y ruego del contexto de la canción. De una manera majestuosa va gritando a Jolene indicándole que no se lleve a su hombre, a su marido. También su impotencia al verse inferior ante esa belleza de ojos verdes y pelo castaño por la cual suspira su marido en sueños. Parton, de forma sobria y elegante, va jugando con sus tonos, los cuales son susurros por momentos, gritos de desesperación y revisten amargura cuando parece que al final se lo lleva.

Se trató de una interpretación de otra naturaleza a la que ofreció en 2014 en el Festival de Glanstombury. Ante 200.000 personas, y armada con una guitarra mientras estaba arropada con una gran banda, demostró que el tiempo no había hecho mella en su voz y que una reinterpretación de su propio tema no tiene que desmerecer a la original. Siguió expresando mediante su voz esa misma historia, pero con más fuerza y templanza, justo la necesaria en un escenario abierto y que iba en perfecta concordancia con el nuevo cuerpo que le otorgaba el grupo de músicos que la acompañaba.


Qué comentar entonces sobre la visión que le confirieron entonces “The White Stripes”. El dúo, que se dio a conocer presentándose como hermanos cuando en realidad estaban casados y se divorciaron en 2000, comenzaban a ser conocidos después de lanzar su primer disco, “The White Stripes” (1999). La decisión de que “Jolene” formara parte del sencillo de “Hello Operator” les dio mucha popularidad. De esa forma, “De Stijl” (2000), aunque “Jolene” no fuera incluida en el álbum, sirvió para que su tercer disco “White Blood Cells” (2001) les sirviera como consolidación.

Se trató de una planificación, no exenta de arduo trabajo, que fue cosechando frutos de forma paulatina. Y, como hemos dicho, “Jolene” tuvo mucho que ver en ello. Con un sonido crudo y directo, que por momentos puede recordar a Queens of The Stone Age, va mezclando la “suciedad” que puede se palpar en el “grunge” más distorsionado a la vez que sus melodías también son propias de este género. La batería es sencilla, marcando al principio con el raid y el bombo los tiempos para después hacerlo con negras mediante una contundencia abrumadora.

Envuelta en un sonido natural, la voz aguda de Jack White le confiere una naturaleza más agónica al tema de la canción, llegando a ser hasta claustrofóbica la sensación que emana a la par que la congoja se deja sentir en cada nota de su guitarra. Su resultado es una atmósfera oscura, que incluso se podría definir de aterradora. Algo que muchos grupos que se suelen mover en esas tonalidades no consiguen alcanzar. Y todo ello es, sin duda alguna, debido a la ya mencionada aparente simplicidad que maneja Meg White a la hora de trabajar con las tonalidades.

 De hecho, el tema fue elegido a la hora hora de publicar el DVD en directo “UnderBlackpool Lights”. Grabado en “The Empress Ballroom” de Blackpool (Lancashire, Inglaterra), 26 fueron temas que lo componen. Durante los días 27 y 28 de enero de enero desengranaron diferentes temas de los cuatro discos que hasta ese entonces constaba su carrera. Ellos dos, en un pequeño escenario junto a sus instrumentos (Jack haría uso del piano), fueron soltando las canciones de una forma natural y sencilla, fundiéndose con el público allí presente y mostrando la complicidad entre ambos.

Jolene” fue presentada con la naturalidad de su particular versión de estudio. Interactuando con un público que está metido de lleno en el concierto, las notas de la guitarra de Jack van soltándose mientras Meg, con esa mirada que por momentos parecía perdida y le caracterizaba, le acompañaba mientras la voz del primero juega de una forma alocada que no se puede encontrar en la original. Se muestra mucho más desesperada, pareciendo por momentos que las lágrimas llegan a su boca después de recorrer su rostro. Recuerdan, por momentos, a los Led Zeppelin primigenios.

The White Stripes (rtve.es)




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