HAY DEMASIADO CABRÓN OSCURECIENDO SOLES
Tuve la fortuna
(¡qué inmenso placer resultó!)
de verte crecer;
de observar la forma
en la que abrías los pétalos
hacia el Sol
aunque fuera noche.
Eras contagiosa.
(¡Qué forma de ver el mundo!)
Sin poderlo creer,
y sin darme cuenta,
fuiste dejando destellos
entre los
paisajes que oteaste.
Y aunque cada mapa
me separé de tí
(nos separen;
afirmar esto ¡qué osadía!)
sé que lo sigues haciendo.
Aunque la crudeza
de lo diario
(de la vida,
al fin y al cabo)
parezca frenarte
de forma implacable.
Aunque la mezquindad
se abra paso
(hay palabras
que joden mucho)
y sea el acicate
de lo imperdonable.
Dibuja tus mapas
e interioriza el sí:
que mereces
la mayor de las utopías
pues tú iluminas el mundo.
Pues no hay cabida
en el mundo
'pa tanto cabrón
y hay más alegría
en tu corazón
que en el mismo Sol.
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