AHAB

 06/III/2018


Se mueve lentamente:

pausado, reflexivo, relajado.

Observa atentamente

cómo detener todo en un momento,

pues se siente ultrajado y contrariado.


La rabia le consume

como un fuego que lo devora todo

de una forma constante.

Su némesis está en pie relatando 

algo que no siente en lo verdadero.


Escucha atentamente

dirigiendo pausadamente todo.

Comenzó con un chiste

al que no le sacó divertimento;

era grosero, pueril, marrullero.


Tan sigilosamente

comenzó a expresar un corto discurso

que fue petrificante

la reacción que le profirió un súbito

colapso en lo más hondo de su interior.


El rencor de su mente

se va acumulando en un fuego lento

de forma incandescente.

El calor del odio lo ocupa todo,

no habrá forma en poder refrigerarlo.


El último simiente

le cogerá casi desprevenido

en su mundo distante.

Un escrito le llegará a sus manos,

acto tan impuro como profano.


Así empezó la peste,

la venganza de ese ser retargado,

ecuánime en su mente,

aislado en su misterioso terreno

donde crea los Avernos con pensarlo.


Lo primero su psique:

consumirla lentamente y despacio,...

la volverá errática.

Usurpará grácilmente su mundo

adentrándose hasta lo más profundo.


Moverlo lentamente,

siguiente paso a convenir, pausado,

le dirige así, siempre,

le expulsa de su reciente pasado

modificando su presente alterno.


Modificar su mente,

reprogramarlo como un ordenador

que acata las órdenes.

Doblegar por su orden establecido

alejándolo de otros vericuetos.


Morirlo lentamente

como si fuera un vulgar saco roto

que se rasga por siempre.

Usurpar los lazos de sentimientos

originados en lo más profundo.


Será la última fase,

donde se sentirá siempre orgulloso,

el momento del golpe

cuando así lo borrará del terreno

tornando en un ser que es despatriado.


Reir alegremente,

discurrir de una forma alterna al otro,

escribir libremente,

esos fueron sus inmensos pecados,

aquellos que le llevaron a Averno.


Le sigue grácilmente 

como un cazador que ruge alocado

cada vez que presiente

su presencia cerca, lejos, al lado,...

como Ahab persiguiendo obsesionado.

Imagen de archivo


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