EL DURANTE Y DESPUÉS DE UNA TORMENTA

Qué placer resulta

el simple momento

de poder contemplar 

la lluvia cayendo

en una tormenta.


La atmósfera templándose

mientras el viento levanta

hojas, ramas,... 

en un remolino

permitiendo contemplarse

mientras uno se resguarda

de las fuerzas 

que estarán cayendo.


Ese sentir

del cuerpo empapado

mientras se refresca

al relucir

el sobrante calor

que en él se acumula. 


Esa paz reinante

cuando ya se tranquiliza

ese recoveco

en el que uno se resguarda...

gozar del perfume

que después habrá de empapar

lo que era caótico

y abraza la serenidad. 

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