LA MAR
La mar está en llamas.
Sus ojos son tristes
y en el infinito
parecen perderse.
Toda la inmensidad
pequeña se vuelve.
Algo diminuto
sin cuerpo presente.
Tan dulce resulta
surcar los rincones…
contemplar los bastos
y extraños confines.
Le nace la duda
sobre el horizonte
y qué habrá más allá
de sus ojos por ver.
Esa, su tristeza
al estar presente
en todos los lados
y no pertenecer.
Parece infinita
en ese florecer
del que nace todo.
Pero no tiene ser.
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