THROUGH THE GLASS
Siempre consideré que el contexto de esta canción se puede describir como una interpretación más que personal de la Alegoría de la Caverna de Platón. Mediante su sensación sobre la superficialidad del mundo del espectáculo, más concretamente el segmento del ámbito musical, Corey Taylor plasmó mediante el envoltorio de Stone Sour el disfraz de todo ello. Tal vez resulte un poco complicado expresarlo, pero después de regresar a la cueva tras estar en el mundo exterior, de estar de gira y promoción, de palpar el negocio, regresó o se encontró con alguien que vive cegado por las estrellas, las sombras que no le dejan ver la realidad de cómo es todo eso.
Y es que, a decir verdad, esa luz que emanan esas estrellas no dejan de ser un faro que emite sombras encadenando a aquel que está atrapado por ellas y no le dejan discernir su verdadera forma o le aprisionan por completo hasta convertirlo en un mero títere. Todo ese “glamour”, toda esa pomposidad que ha hundido a más de un artista o se lo ha llevado por delante. Tal puede llegar a ser toda esa presión que puede transformarlos en un simple objeto de usar y tirar… olvidándose o dejando a un lado a la persona que se siente en todo momento observada por los focos, siempre pendientes de la forma en la que debe actuar, sobre lo que dice, arrinconando sus sentimientos, sus anhelos, sus sufrimientos, su corazón,… ¿Cómo hacerle ver que eso que le rodea no es real? ¿Cómo sacarla de ese círculo incluso sabiendo que se encuentra encerrada?
Una visión de la Alegoría de Platón que se puede aunar con la triste realidad depresiva que se describen en las dos partes de Vermillion que podemos encontrar en el “Vol. 3: (The Subliminal Verses)” de Slipknot, el tercer disco que la banda sacó al mercado en 2004. De hecho, tanto Corey Taylor como James Roth (guitarrista también de Slipknot) llegaron a comentar que comenzaron a componer para Stone Sour durante el proceso creativo del Tercer Volumen, una influencia que se puede apreciar en la estructura de “Come What(ever) May” (2006), el que sería el segundo trabajo del grupo. Como nota curiosa, ese tercer larga duración de Slipknot supuso un gran impacto entre sus seguidores y los aficionados a la música. Se trata de un trabajo que mantiene la brutalidad y experimentación, pero este último factor trajo unas melodías que anteriormente no se habían visto, más introspección en lo personal de la letras y con tintes mucho más metafóricos. Algo que también habría estado marcado por la publicación del primer disco homónimo de los Stone en 2002.
El tema fue escogido de segundo sencillo con el que promocionar el trabajo. Dispone de un videoclip dirigido por el director de videos musicales y comerciales Tony Petrossian. En el se puede ver a la banda en una fiesta donde la clara iluminación es el reflejo de lo artificial de la gloria de la industria del espectáculo, su carácter espiritual plastificado que convierte en simples adornos de quita y pon a los que en él habitan. Apariencia de grandilocuencia y felicidad bajo una fachada que tiene el lujo de deshacerse del que está dentro sin ningún remordimiento. Pero el documento gráfico que incluimos es su interpretación en acústico un 21 de enero de 2011 en el Wachusett Mountain de Princeton, en Massachusetts. Acompañado de Josh Rand y Roth, el trío le confiere a la canción una melodía más bella, fina y sutil que remarca mejor aún si cabe el mensaje que pretenden expresar sobre la frialdad de ese negocio, lo voluble y frágil que puede ser el tablero del concurso en el que se mueve. Tanto es así que en su momento fue dedicada a Chester Bennington, el malogrado integrante de Linkin Park, aunque podría hacerlo y estar inspirada en tantos otros.
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